Hace algunos años conversaba con una persona sobre temas espirituales. Le pregunté cómo se llamaba el pastor de la iglesia a la que asistía a lo que respondió: “en mi iglesia el líder es un apóstol”. Si tienes treinta años o más, probablemente has notado que en los últimos años el cristianismo ha visto un crecimiento de personas afirmando ser apóstoles. Este crecimiento reciente es llamado por algunos la “Nueva Reforma Apostólica” y/o “la Segunda Era Apostólica”. Esta serie de dos artículos tiene el propósito de estudiar este tema a la luz de las Escrituras para poder contestar la pregunta: ¿Existen apóstoles hoy?
Para contestar esta pregunta principal buscaremos responder tres preguntas relacionadas: 1) ¿Qué significa la palabra apóstol?, 2) ¿Cuáles eran los requisitos para ser apóstol? y 3) ¿Por qué se necesitaban apóstoles en la iglesia primitiva? En la primera parte de esta serie analizaremos las primeras dos preguntas a la luz de la Escritura.

¿Qué significa la palabra apóstol?

La palabra apóstol en nuestras versiones de la Biblia en español es una transliteración (palabra que pasa de un idioma a otro igual o casi igual). La palabra en griego es apostolos y significa delegado, mensajero o enviado. En la Biblia se utiliza el término de tres maneras diferentes:
  1. Sentido único – La Biblia se refiere a Cristo como el “apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión” (He. 3:1). En este sentido Jesús es, no solo un apóstol sino, El Apóstol. Solo de Jesús se puede decir que fue enviado por el Padre para dar su vida por los pecados del mundo (Jn. 3:16-17,345:36-388:42).
  2. Sentido específico – La Escritura usa la palabra apóstol en un sentido específico para hablar de un grupo especial de personas, los doce, Matías y el apóstol Pablo (Mt. 10:2-4Lc. 6:12-16Hch. 1:26;Gal. 1:1). Eran escogidos por Dios para ser sus representantes especiales ante el mundo. Explicaremos esto en más detalle luego.
  3. Sentido general – Eran también considerados apóstoles, en un sentido diferente al mencionado anteriormente, ciertos líderes escogidos por las iglesias con una tarea específica. En 2 Corintios 8:23 se les llama “mensajeros” (en griego apóstoles) a un grupo de hermanos. En Filipenses 2:25Epafrodito es llamado “mensajero” (en griego apóstol). Estos hermanos eran apóstoles, aunque no en el sentido específico de los doce, Matías y Pablo. Simplemente habían sido escogidos por un grupo de creyentes con una encomienda. Los hermanos mencionados en 2 Corintios 8:23 habían sido escogidos por las iglesias para llevar una ofrenda a los creyentes pobres de Jerusalén (2 Co. 8-9) y Epafrodito había sido escogido por la iglesia de Filipo para llevar ayuda material a Pablo, quien se encontraba encarcelado (Flp. 2:254:18). Se debe notar que no se les llama apóstoles de Cristo (1 Co. 1:11 Pe. 1:1), sino apóstoles o mensajeros de las iglesias (2 Co. 8:23Flp. 2:25).

¿Cuáles eran los requisitos para ser un apóstol de Jesucristo?

Luego de que el Señor ascendiera a la diestra del Padre, los apóstoles decidieron reconocer quién había sido escogido por Dios para sustituir a Judas Iscariote. Algunos estudiosos sostienen que los apóstoles se apresuraron al nombrar a Matías ya que, alegan, debió ser el apóstol Pablo quien sustituyera a Judas. La postura que se tome en cuanto a este punto es irrelevante para propósitos de este escrito. Lo esencial para responder nuestra pregunta es notar que en el proceso de nombrar a Matías podemos ver cuatro requisitos necesarios para que una persona pudiera sustituir a Judas y ser considerada apóstol.
En Hechos 1:21-22 leemos lo siguiente:
Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.”
En este pasaje podemos notar tres requisitos para ser apóstol:
  1. Ser testigo ocular de la resurrección de Cristo. Todos los apóstoles vieron con sus ojos físicos a Cristo después de Su resurrección, incluyendo al apóstol Pablo quien fue testigo ocular de Su resurrección camino a Damasco (1 Co. 9:115:8Hch. 9:3-526:16). Es por eso que defiende su apostolado frente a los Corintios con las palabras no he visto a Jesús el Señor nuestro?” (1 Co. 9:1). Algunos claman haber visto a Jesús en visión. Esto no cumple el requisito de ser testigo ocular de la resurrección de Cristo. Pablo vio a Cristo ocularmente y aun así, considera su llamado al apostolado como algo único y anormal, pues fue el único y último de los apóstoles en ver a Jesús ocularmente. Es por eso que escribió que el Señor se le apareció “al último de todos, como a un abortivo” (1 Co. 15:8).
  2. Haber aprendido y recibido la doctrina directamente de Jesús, no de otros creyentes. Los apóstoles aprendieron las doctrinas relacionadas al Nuevo Testamento directamente de Cristo. Estuvieron aprendiendo de él por tres años durante su ministerio terrenal y luego de Su ascensión continuaron aprendiendo de Cristo por revelación directa de Él. El apóstol Pablo enfatiza este requisito al defender su apostolado en su epístola a los Gálatas. “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gal. 1:11-12). Un apóstol no aprendía las enseñanzas del Nuevo Testamento de ningún hombre, ni siquiera de otros apóstoles (Gal. 1:16-17), sino directamente de Cristo.
  3. Los apóstoles debían dar evidencia de su apostolado con milagros. Los apóstoles dieron evidencia de su llamado con señales milagrosas (Hch. 3:1-104:335:12-169:32-4313:1114:38-916:18,19:611-1220:9-1028:3-10). Es por eso que Pablo también defiende su apostolado haciendo referencia a los milagros hechos por él: “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.” (2 Co. 12:12). Aunque algunos hoy afirman hacer los milagros que los apóstoles hicieron, la realidad es que tales afirmaciones no son ciertas. Los apóstoles sanaban de manera extraordinaria, inmediata, completa, irrefutable y continua. Después de los apóstoles nunca ha habido un tiempo de abundantes milagros semejante al de los inicios de la iglesia primitiva.
  4. Ser escogido por Dios como apóstol. Haber aprendido la doctrina directamente de Cristo, haberlo visto ocularmente y hacer milagros no era suficiente para ser considerado apóstol de Jesucristo. Muchas personas oyeron la Palabra de Dios directamente de los labios de Jesús, más de quinientos hermanos lo vieron después de haber resucitado (1 Co. 15:6) y personas que hicieron milagros no fueron considerados apóstoles (Hch. 7:5-8). Un apóstol era una persona escogida personalmente por Cristo para esa posición (Hch. 1:2Gal. 1:115-16).
Considerar estos requisitos es suficiente para concluir que hoy no tenemos apóstoles. Nadie en el día de hoy ha visto a Cristo ocularmente, nadie hoy está haciendo milagros como los que hicieron los apóstoles y nadie hoy aprende su doctrina por revelación directa de Cristo sin necesidad de maestros y del Nuevo Testamento y esto es suficiente para concluir que no existen apóstoles hoy. Dios no llama apóstoles a personas que no cumplen con los requisitos que Él mismo estableció.
En la segunda parte de esta serie veremos que hoy no existen apóstoles al considerar el propósito de los apóstoles en la iglesia primitiva.