viernes, 17 de enero de 2020

Histortia Pergrinos



Los Padres Peregrinos en el Mayflower Barco Puritanos Inmigrantes



Los Padres PeregrinoViaje en el Mayflower
La historia de Estados Unidos de Norteamérica empieza con la llegada del Mayflower, nave que llevaba a Norteamérica a emigrantes de religión puritana procedentes de Scrooby, en Inglaterra. Los Pilgrim fathers o peregrinos emigraron anteriormente a Holanda y se instalaron primero en Amsterdam y luego en Leyde.
A mediados de setiembre del año 1620 se dirigieron a Norteamérica a bordo del Mayflower, junto con otros emigrantes; hacían un total de 102 personas. Su lugar de destino era Virginia, pero vicisitudes de la travesía impidieron a los peregrinos poner rumbo al sur. Así es que a fines de diciembre llegaron a lo que actualmente es el puerto de Plymouth.
Imagínese a casi cien hombres, mujeres y niños apretujados en una pieza, con apenas espacio para sentarse.
El techo es tan bajo que ha de agacharse quien mida más de 1.50 m. Y deben pasar en ese sitio un día tras otro, sin higiene ni luz natural y con mala ventilación. Eso sucedía bajo cubierta en el Mayflower, el barco en que viajaron en 1620 los primeros colonizadores ingleses desde Plymouth a Norteamérica.
Los Padres Peregrinos en el Mayflower
Dificultades económicas y persecuciones religiosas en Inglaterra tuvieron como consecuencia la emigración a Norteamérica de numerosos puritanos. El primer grupo, que llegó a principios del siglo XVII, estaba compuesto por los padres peregrinos, quienes, a bordo del Mayflower, tocaron tierra en el emplazamiento del actual Plymouth. Durante los años siguientes se fundaron muchas otras colonias.
Los colonizadores, llamados “padres peregrinos”, eran un grupo de puritanos que abandonaron Inglaterra en 1609 para huir de la persecución por sus creencias religiosas. Se establecieron en Leiden, Holanda, y volvieron a Inglaterra 11 años después, sólo para emigrar definitivamente de Europa en busca de un mundo libre, según ellos, de la influencia corruptora de otros modos de vida y religiones.
Navegación peligrosa: El Mayflower era minúsculo si se juzga según las normas actuales. Medía 29 m de eslora y pesaba poco más de 180 ton. Sin embargo, cruzó el Atlántico del Norte durante la peor estación para hacerse a la mar.
En 1620 no era fácil la navegación oceánica. Aunque las brújulas, de las que el Mayflower llevaba dos, estaban razonablemente desarrolladas, las cartas de navegación no eran confiables, de modo que si un barco se desviaba del rumbo, los tripular les no tenían modo de saber con exactitud dónde estaban.
El 16 de septiembre de 1620 el Mayflower zarpó de Plymouth para América con buen clima. Pero mudó éste y pronto se hallaron en medio de violentas tormentas y embravecidos mares. Se cerraron las escotillas,  los emigrantes se amontonaron, helados, mojados y mareados en su maloliente refugio, donde comieron, rezaron e intentaron dormir.
El Mayflower surcó los mares durante 55 días, hasta que & vigía gritó: “Tierra a la vista!”. Habían llegado a la punta norte de Cabo Cod, Massachusetts. Al día siguiente rodearon el cabo y anclaron en un amplio puerto, frente a lo que hoy es Provincetow.
Sus desdichas no sabían de terminar aún, pues tardaron más de un mes en encontrar un sitio adecuado para establecerse. Por fin lo hicieron en un lugar al que llamaron Plymouth, y fundaron allí una colonia bajo la guía de John Carver y William Bardford.
El viaje no había sido precisamente de placer, pues el bajel no era grande (30 m de largo por 8,5 de ancho), y sobrecargado como iba tuvo que aguantar algunas tempestades. Los peregrinos desembarcaron en la costa rocosa y oscura de una pequeña bahía situada a 42° de latitud norte. Al entrar en contacto por primera vez con los indígenas, éstos huyeron como alma que lleva el diablo. Antes de abandonar el barco todos los pasajeros firmaron un documento, que llamaron el Mayflower Compact, en el que se precisaba que los que allí quedaban fundarían una comunidad libre y autónoma y que las convicciones religiosas de los peregrinos serían las únicas admitidas en ella.
Una fría bienvenida: Lo trágico fue que, ni bien en el arriesgado viaje hubo una sola muerte, durante los primeros cuatro meses en tierra perecieron 44 colonos. Estaban débiles y agotados al desembarcar y, con el invierno ya próximo, América parecía un lugar frío y hostil.
El resumen de William Bradford sobre su llegada es muy elocuente: “No tenían amigos que los recibieran ni posadas donde abrigarse o recuperar las fuerzas, deterioradas por la intemperie; ni casas ni mucho menos ciudades adonde encaminarse a pedir socorro… Además, ¿qué podían ver sino un espantoso y desolado yermo, lleno de bestias salvajes..?, toda la región, llena de bosques y matorrales, tenía aspecto violento y cruel.” Y los “padres peregrinos” eran habitantes de la ciudad, no acostumbrados a trabajar la tierra. Sólo con la ayuda de indios amistosos, que les enseñaron a pescar y a sembrar maíz, lograron sobrevivir.
Después de su primera cosecha, indios y peregrinos celebraron conjuntamente la Acción de Gracias, festividad del cuarto jueves de noviembre que los estadounidenses observan desde entonces.
EL CRECIMIENTO: La crisis económica en Inglaterra fueron la causa de una numerosa emigración. En 1626, la Massachusetts Bay Company envió a John Endicott a la región en la que hoy se levanta la ciudad de Salem; en 1630, John Winthrop se estableció con un grupo de colonos en el lugar en que se halla emplazada Charleston.
Durante los años siguientes seis establecimientos más se fundaron a lo largo de esta bahía. Uno de ellos se convertiría más tarde en la ciudad de Boston.
En 1642 Massachusetts contaba ya con másde quince mil colonos; en ningún otro lugar del Nuevo Mundo había una colonia protestante de igual importancia. La agricultura y aún más la pesca, el comercio de maderas y de pieles aportaron la prosperidad a esos colonos.
El Estado y la Iglesia eran, entre ellos, una sola cosa: quien no estaba de acuerdo, ya fuera con la religión, ya con la política de la colonia, no tenía más remedio que irse. Así fue como Roger Williams se vio forzado a fundar la ciudad de Providence, cuna de la futura Rhode Island, y como John Wheelwright partió en dirección a Nueva Hampshire.

También los baptistas y los cuáqueros se separaron de la colonia de la bahía. Tenemos, pues, cierta base para afirmar que la intolerancia política y religiosa estimuló la colonización de Nueva Inglaterra. Puritanos intransigentes y rigoristas de la colonia de la bahía fundaron también otras colonias, especialmente Connecticut.
PARA SABER MAS…
POCO DESPUÉS de la fundación de Jamestown (Virginia) en 1607, empezaron a llegar nuevos grupos de colonos a Nueva Inglaterra. Eran personas que buscaban un sitio donde hubiera libertad de culto: separatistas (nías tarde llamados «padres peregrinos») que querían abandonar la iglesia de Inglaterra, y puritanos, que habían intentado «purificar» (reformar) la Iglesia.
Los «padres peregrinos» desembarcaron en Plymouth, en la actualidad Massachusetts, en 1620. Diez años más tarde, con la fundación de la colonia de la bahía de Massachusetts, empezaría la masiva llegada de emigrantes puritanos.
LOS PRIMEROS AÑOS La colonia de Plymouth tuvo que luchar para sobrevivir durante los primeros años, pero con la llegada de más puritanos las colonias de Nueva Inglaterra empezaron a ser prósperas y crecieron rápidamente.
Los colonos aprendieron de los indios nativos cuáles eran los cultivos más apropiados en este nuevo entorno, como era el caso del maíz, y también empezaron a comerciar con pieles, que podían vender a un alto precio en Europa.
LA CIUDAD DE DIOS Massachusetts estaba gobernada por los ministros de la iglesia. Era una sociedad religiosa muy estricta: la gente debía vestir ropas sencillas, pasar el tiempo libre leyendo la Biblia, y las actividades como el baile no estaban bien vistas. Los que no aceptaban las normas puritanas eran expulsados de la colonia.
Uno de aquellos rebeldes, el sacerdote Roger Williams (1603-83), fundó la colonia de Rhode Island, donde pronto llegaron otras personas que querían una mayor libertad religiosa.
DE PURITANOS A YANKEES Muchas otras personas abandonaron Massachusetts en busca de tierras. De esta forma aparecieron nuevas colonias en Connecticut, New Hampshire y Maine. A finales del s. XVII el poder de los ministros de la Iglesia empezó a decrecer porque para los colonos la construcción de barcos y el comercio pasó a ser más importante que la religión.
INDIOS DE NORTEAMÉRICA La rápida expansión de Nueva Inglaterra (y de las otras colonias norteamericanas) provocó disputas entre los colonos europeos y las tribus nativas. Al principio casi todas las tribus acogieron con agrado a los colonos y empezaron a cambiar sus pieles por alcohol y armas.

Pero cuando el número de colonos creció y empezaron a ocupar toda la tierra disponible, empezaron las luchas. Aunque los indios tuvieron algunas victorias, acabaron siendo derrotados por los colonos y obligados a trasladarse más al oeste, hacia el corazón del continente.
Sabía Ud que..?
EL ALMIRANTE Horacio Nelson pagó un alto precio por su valor y determinación. Perdió un ojo, un brazo y, finalmente, la vida al servicio de su país. Sin embargo, tal vez lo más sorprendente es que el más grande marino británico padeció toda su vida de mareo.
En su primer viaje soportó cinco meses de mareo. Y todavía en 1801, casi 30 años después, escribía: “un mar embravecido, me he mareado hasta morir… Nunca me repondré”. Sin embargo, no desistió de la carrera naval.
Los marinos padecían frecuentemente privaciones, desnutrición y enfermedades. Y Nelson era tan propenso a ellas como los demás. Durante un viaje al Caribe, en 1780, Nelson y 87 de sus tripulantes enfermaron de fiebre amarilla; hubo menos de diez sobrevivientes.
Entre otros males, Nelson sufrió paludismo recurrentes escorbuto, parálisis temporal y quizá tuberculosis. También experimentaba depresión frecuente, lo que no debe sorprender a la luz de su historial médico.
Héroe caído Horacio Nelson sufrió una herida mortal en su mejor momento: la batalla naval en que derrotó a la flota combinada de Francia y España frente al cabo Trafalgar, en 1805.
Fuente Consultada:
Sabía Ud. Que…? Selecciones Reader Digest – Wikipedia – Historia Universal Tomo I y II.

Hay personas crueles disfrazadas de buenas personas

 30 mayo, 2019
Este artículo fue redactado y avalado por la psicóloga Valeria Sabater
Hay personas crueles disfrazadas de buenas personas. Son seres que dañan, que agreden mediante un maquiavélico chantaje emocional basado en el temor, la agresión y la culpaAparentan amables bondades tras las cuales se esconden ocultos intereses y profundas frustraciones.
A menudo, suele decirse aquello de que «quien hiere es porque en algún momento de su vida también fue dañado». Que quien fue lastimado, lastima. Sin embargo, y aunque bajo estas ideas no deja de haber una base verídica, hay otro aspecto que no siempre nos gusta admitir. La maldad existe. Las personas crueles, en ocasiones, disponen de ciertos componentes biológicos que les inclinan hacia determinados comportamientos agresivos.
«No hay maldad más cruel que la que nace de las semillas del bien»
-Baldassare Castiglione-
El científico y divulgador Marcelino Cereijido nos señala algo interesante. «No existe el gen de la maldad, pero sí ciertas circunstancias biológicas y culturales que la pueden propiciar«. Lo más complejo de este tema es que muy a menudo, tendemos a buscar etiquetas y patologías a comportamientos que, sencillamente, no entran dentro de los manuales de psicodiagnóstico.
Los actos malvados pueden darse sin necesidad de que haya una enfermedad psicológica subyacente. Todos nosotros, en algún momento, hemos conocido a una persona con este tipo de perfil. Seres que nos obsequian con halagos y atenciones. Personas que caen bien, con éxito social, pero que en privado, perfilan una sombra oscura y muy alargada. En el abismo de sus corazones respira la crueldad, la falta de empatía e incluso la agresividad.
Te proponemos reflexionar sobre ello.
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Las personas crueles y la molécula de la moral

Tal y como hemos señalado, a día de hoy nadie ha podido identificar la existencia del gen de la maldad. Sin embargo, en los últimos años han aumentado los estudios sobre un aspecto fascinante: la llamada «molécula de la moral». Para comprender mejor qué es esta estructura, nos pondremos en contexto con una historia real. Una historia terrible, que lamentablemente, se da con demasiada frecuencia.
Hans Reiser es un programador estadounidense famoso por haber creado los ficheros ReiserFS. En la actualidad, y desde el 2008, está en la cárcel de Mule Creek por haber asesinado a su esposa. No tuvo reparos en declararse culpable y en revelar dónde había enterrado el cuerpo de Nina Reiser. Como dato curioso cabe comentar que este especialista en programación dispone de una inteligencia prodigiosa, hasta el punto de que inició sus estudios universitarios siendo aún un adolescente.
Después de un juicio rápido y de ser ingresado en la prisión de San Quintín, decidió preparar él mismo su apelación. A través de 5 hojas escritas a mano, argumentó que su cerebro funcionaba de otro modo. Reiser era conocedor de los estudios que se estaban llevando a cabo con la oxitocina y lo utilizó como argumento. Según él, había nacido con ese problema: su cerebro no producía la llamada molécula de la moral. Carecía de empatía.
Cerebro
Obviamente, y como era de esperar, este argumento no lo eximió de seguir cumpliendo su cadena perpetua. No obstante, el tema del origen de la maldad volvió a abrirse a debate. A día de hoy se da pleno valor al hecho de que la oxitocina es esa hormona que nos hace ser «humanos» en su sentido más auténtico. Personas respetuosas y preocupadas por atender, cuidar y empatizar con nuestros semejantes.
 

Cómo defendernos de la crueldad camuflada

En nuestra cotidianidad no siempre nos relacionamos con personas tan crueles como la anteriormente citada. Sin embargo, sí somos víctimas de otro tipo de interacciones: las de la falsa bondad, la agresividad encubierta, la manipulación, el egoísmo sutil, la ironía más dañina, etc.
«El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad»
-Albert Einstein-
Estos comportamientos podrían resultado de varios aspectos. Carencia de Inteligencia Emocional, un entorno poco afectivo donde creció la persona o incluso por qué no, un déficit en la liberación de oxitocina. Todo ello determinaría, tal vez, esa agresividad más o menos encubierta. Sea como sea, no podemos olvidar que con agresividad no nos referimos en exclusiva al maltrato físico.
La agresión emocional, la instrumental o la verbal son heridas menos denunciables por la necesidad de probarlas, pero más cotidianas sobre las que debemos defendernos. Te explicamos cómo.
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Personas crueles: saber reconocerlas y evitarlas

Todos podemos ser víctimas de las personas crueles. No importa la edad, el estatus o nuestras experiencias previas. Estos perfiles habitan a nivel familiar, en entornos laborales y en cualquier escenario. Sin embargo, podemos identificarlas de diversos modos.
  • La persona de oscuro corazón nos cautivará con la mentira. Se vestirán de hermosas palabras y actos nobles, pero poco a poco surgirá el chantaje. Más tarde, la generación del miedo, la culpa y la violencia mental.
  • Ante estos mecanismos solo cabe una opción: la no tolerancia. No importa que sea nuestra hermana, nuestra pareja o ese/a compañero/a de trabajo. Los perturbadores de calma y equilibrio solo buscan una cosa: apagar nuestra autoestima para tener el control.
  • Tendremos la clara sensación de que no hay salida. De que nos tienen bajo sus redes. Sin embargo, hay que recordar algo «es más poderoso aquel que es dueño de sí mismo». Así pues, hay que romper el juego de la dominación y de la agresividad con contundencia.
Los juegos de la dominación y la agresividad encubierta son muy intrincados. Sin embargo, es necesario actuar con rapidez desmontando trampas y reaccionando frente a las amenazas veladas. En el momento en que sintamos malestar o inquietud hacia ciertos comportamientos solo cabe una sabia opción: la distancia.
 
Imágenes cortesía de Christian Schloe