jueves, 29 de enero de 2015

Libre del Amor Al Dinero

29 ENERO 2015
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Libre del Amor Al Dinero

Timoteo 3: 2-3
Por John MacArthur
Es una corrupción severa y perversa del ministerio bíblico estar en él por dinero.. Contrariamente al modelo que a menudo vemos hoy en día, el trabajo pastoral y liderazgo de la iglesia no están destinados a ser vías para la riqueza y la fama.. De hecho, los hombres que llevan el amor al dinero en el ministerio están en la vía rápida para convertirse en falsos maestros (cf. 1 Pedro 5: 2; 2 Pedro 2: 1-3, 14).
En su lista de requisitos para los líderes de la iglesia, Pablo incluye el recordatorio vital de que los pastores piadosos deben ser "no avaricioso" (1 Timoteo 3: 3). Una prohibición similar se encuentra en Tito, donde Pablo escribe que un presbítero calificado "no codicioso de ganancias deshonestas" (Tito 1:7). Esa frase es la traducción de un compuesto de aischros ("sucio, vergonzoso, de base") y kerdos("ganancia, beneficio, codicia"), y se refiere a una persona que, sin honestidad o integridad, busca la riqueza y la prosperidad financiera bajo cualquier costo. Pablo dice que un hombre así no es apto para el ministerio.
Eso no significa que los pastores piadosos no deben ser pagados. Todos los cristianos, incluyendo pastores, tienen derecho a ganarse la vida por sí mismos y para sus familias. Jesús dijo: "el obrero es digno de su salario" (Lucas 10:7). Pablo escribió a la iglesia en Corinto: "Si en vosotros sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de vosotros cosechemos lo material? . . . . . . Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio.” (1 Corintios 9:11, 14). Un pastor no sólo tiene derecho a ganarse la vida, sino tiene el derecho de ser pagado por aquellos a quienes él ministra.
Sin embargo, desde la infancia de la iglesia, los falsos maestros han entrado en el pastorado simplemente para hacer una vida fácil. Ellos eran " entre hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad es un medio de ganancia" (1 Timoteo 6:5). Estaban en el pastorado por el dinero, no para servir al Señor o su pueblo. “La piedad en realidad es un medio de gran ganancia, cuando va acompañada de contentamiento." Pablo llegó a decir:
“Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.” (vv. 6–11)
Pablo usó el término "hombre de Dios" como un término técnico para pastores y ancianos (ver también 2 Timoteo 3:17), de la misma forma en que se utiliza a menudo en el Antiguo Testamento los profetas (cf. 2 Reyes 1: 9 , 11). Al igual que aquellos en la iglesia primitiva, los falsos profetas y maestros en los tiempos del Antiguo Testamento eran " Y ellos son pastores que no saben entender;…cada cual, hasta el último, busca su propia ganancia.a "(Isaías 56:11). Pedro amonestó a los pastores: "pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo "(1 Pedro 5:2)
A la luz de tales advertencias y prohibiciones bíblicas claras, es increíble que tantos falsos maestros y predicadores de la prosperidad no sólo sobrevien, sino prosperan, algunos desde hace décadas. La iglesia está llena de ladrones descarados que usan la fachada del ministerio para encubrir sus esquemas piramidales y las ventas de aceite de serpiente. Son lobos que se aprovechan de la credulidad de la gente que buscan un acceso directo a la bendición espiritual y la riqueza. Para hombres y mujeres así, el ministerio no es más que un juego de confianza.
Comparemos eso con las perspectivas financieras de Pablo en el ministerio: Le dijo a los Filipenses: "He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación" (Filipenses 4:11), y aseguró a los ancianos de Éfeso que durante sus tres años de ministerio en su ciudad, él "Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado" (Hechos 20:33). Pablo fue fiel a la obra que el Señor le había llamado, a pesar de la recompensa. Y por lo menos en una ocasión, él sacrificó su propia recompensa financiera por el bien del ministerio (2 Corintios 11:7-15).
Un pastor piadoso no es avaro, tacaño, o financieramente ambicioso. Su enfoque no está en su cuenta bancaria, sino en la edificación de la iglesia para un mayor crecimiento espiritual y piedad- esa es su verdadera recompensa. Un hombre cuya prioridad es cualquier otra cosa no está calificado para el ministerio.
(Adaptado de The MacArthur New Testament Commentary: 1 Timothy y The MacArthur New Testament Commentary: Titus 

El Ejemplo del Pastor de Evangelismo

14 JUNIO 2012

clip_image002El Ejemplo del Pastor de Evangelismo

por Steven Lawson
En su última carta, Pablo exhorta a Timoteo, su hijo en la fe, a “hacer la obra de evangelista” (2 Tim. 4:5). Con estas palabras, el anciano apóstol establece la norma eterna para el ministerio pastoral, no sólo para el joven Timoteo, sino para todos los pastores de cada generación y en cada lugar.
Con autoridad apostólica, este mandato imperativo viene con fuerza vinculante. Todos los pastores deben hacer la obra de evangelista. Ellos sinceramente deben proclamar el mensaje evangélico, exhortando a la gente a confiar en Jesucristo para la salvación. Así que, ¿dónde comienza esta evangelización pastoral?
En primer lugar, cada pastor debe predicar el evangelio a sí mismo. Antes de que cualquier pastor pueda llamar a otros al arrepentimiento, debe creer en Jesucristo. El apóstol Pablo exhorta a Timoteo, diciendo: “Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan.” (1 Timoteo 4:16.) Es decir, todo predicador debe examinar su propia alma, en primer lugar. El éxito de su evangelización es, en primer lugar, depende de su buena posición en la gracia.
En El Pastor Reformado, el puritano Richard Baxter se dirigió a los ministros de su época, muchos de los cuales fueron inconversos: “Vea que la obra de la gracia salvadora este bien hecha en sus propias almas. Mirad por vosotros mismos, no sea que sea falto de esa gracia salvadora de Dios que le ofrecemos a los demás.” "En pocas palabras, los pastores deben aceptar el mismo mensaje que predican.
Charles Spurgeon escribe lo siguiente:
Un pastor sin gracia es un ciego elegido para un puesto de profesor de óptica, filosofando sobre la luz y la visión, hablar sobre … los tonos agradables y otras mezclas delicadas de los colores del prisma, mientras que él mismo esta absolutamente en la oscuridad! ¡Él es un hombre mudo, elevado a la silla del músico, un hombre sordo dominando sinfonías y armonías! Él es una mole profesando educar aguiluchos.
Lamentablemente, los pastores no convertidos existen. Martín Lutero fue un doctor en teología y profesor de la Biblia antes de que él naciese de nuevo. Juan Wesley fue un misionero en el extranjero antes de su conversión. Cada pastor debe estar seguro de su propia salvación antes de que él poderosamente pueda predicar el evangelio a otros.
En segundo lugar, cada pastor debe predicar el evangelio a su familia. El Evangelismo en el hogar comienza con el pastoreo de la propia esposa en su relación con Cristo. Nunca olvidaré la reunión de un anciano en el que uno de nuestros pastores compartió que su esposa se había convertido la noche anterior. Ella era una de las mejores personas en la iglesia, sin embargo, desconocida para nosotros, fue convertida. ¿Con qué frecuencia es ésta la realidad? Con este fin, cada pastor debe prestar atención al estado espiritual de su esposa.
Del mismo modo, debe dar la misma atención a sus hijos. Esta evangelización debe comenzar temprano e involucrar a las disciplinas tales como lecturas de la Biblia, la catequesis, y las devociones familiares. He venido a la fe en Cristo como resultado de mi padre leyendo la Biblia para mí por las noches. Por otra parte, la evangelización en casa debe incluir conversaciones informales, preguntas de sondeo, y una vida piadosa constantemente modelada delante de los hijos.
En tercer lugar, cada pastor debe predicar el Evangelio a su rebaño. Debe haber una sobria comprensión de que no todo miembro de la iglesia es regenerado. Cada trabajo evangelístico del pastor debe centrarse en su ministerio en el púlpito mientras presenta regularmente el evangelio con recursos claros y decisivos. El debe implorar a su congregación a responder al evangelio y ser salvos. Debe haber una clara urgencia en su voz cuando él exhorta, aun ruegos, por su rebaño para convertirse.
Ciertamente, este impulso evangelizador no se debe confundir con los abusos y los métodos de manipulación. No estoy afirmando que la gente levante la mano, camine en un pasillo, repita la oración, y se declare salvo – todo dentro de cinco minutos. Sino que estoy insistiendo en que nuestra predicación del evangelio debe ser convincente. Debe venir con proclamaciones audaces de la cruz, cálidas apelaciones a venir a Cristo y convicciones apasionadas que insten a la gente a responder por la sola fe. Los pastores deben dar mensajes del Evangelio que llamen al arrepentimiento y emitan advertencias severas de las consecuencias eternas para la incredulidad.
En cuarto lugar, cada pastor debe evangelizar a la comunidad. Las estrategias serán diferentes de un hombre a otro, dependiendo de sus dones y oportunidades. Como un pescador de hombres, tiene que ir donde están los peces. El debe dejar la tierra firme, adentrándose en aguas profundas, y echar su red. Los pastores deben aventurarse a salir a la comunidad, compartir el evangelio, e instar a la gente a creer en Cristo. El alcance a la comunidad consiste en la construcción de puentes para los incrédulos. Esto puede incluir ser anfitrión de un estudio de la Biblia en una oficina, un restaurante o una casa. Puede incluir un programa de radio local, un editorial de un periódico o un blog de Internet. Significa que muestra las obras de misericordia con una presentación del evangelio. Sea cual sea la estrategia, hacer incursiones de ese tipo requiere ir a donde la gente inconversa este y sin avergonzarse comparta a Cristo.
Se ha dicho con razón que la alegría más grande es conocer a Cristo y el segundo más grande es darlo a conocer. Que cada pastor entre con gozo en esta tarea privilegiada de hacer la obra de evangelista.

Una Palabra a los Pastores Famosos

29 ENERO 2015

clip_image001Una Palabra a los Pastores Famosos

Por Todd Pruitt
La iglesia es a la vez bendecida y maldecida por sus pastores conocidos. Algunos como TD Jakes y Joyce Meyer y Brian McLaren han distorsionado el evangelio y crean un gran daño a la iglesia. Sin embargo, otros han bendecido la iglesia por contender fielmente por la verdad y el avance del evangelio de Jesús. Algunos pastores famosos han tenido un ministerio importante de equipar bien otros pastores. Es a este grupo de hombres fieles que escribo estas palabras.
1. Estoy agradecido por ti.
He estado en el extremo receptor de grandes bendiciones de predicadores y pastores muy conocidos. Sigo beneficiándome de los libros y la enseñanza de hombres cuyos nombres que todos conocemos. Que Dios te bendiga y te proteja. Que Él te guarde de las trampas de la fama y las tentaciones de la riqueza y el ego.
2. Lo que haces, escribes y predicas hace eco por el resto de nuestras iglesias.
Los estadounidenses están preocupados con la celebridad. Esa fascinación se ha introducido en la iglesia. Incluso hemos visto los peligros tristes de la celebridad moderna dañando el testimonio del cristianismo Reformado.
Pastor famoso: tus acciones y palabras (escritas y predicado) tienen un efecto dominó que llegan a las iglesias cuyos pastores no llevan tu influencia. No es porque son menos dotados o menos fieles. Es porque las palabras del famoso hombre tienen más peso, incluso en nuestras iglesias. Así que cuando te equivocas y predicas cosas que no cuadran con la Palabra de Dios o apareces junto a los falsos maestros que dejan el resto de nosotros lidiando con ello en nuestras propias iglesias. Estas son personas que amamos y oramos y visitamos en el hospital. Tú no los conoces. Nunca te encontrarás con ellos. Pero escuchan tus enseñanzas y leer tus libros. Porque ellos nunca ven tus propias faltas tienden a colocarte en un pedestal. Y para que no descartes rápidamente esa realidad como tu problema, recuerda que estás llamado a una responsabilidad mayor que un atleta famoso.
3. Tu nivel de responsabilidad corresponde al nivel de tu influencia.
Se te ha dado una plataforma pública. Ocupas el escenario de diversas conferencias. Ayudas a dirigir a ministerios nacionales y quizás internacionales. La gente escucha cuando hablas y escribes. Aquellos hombres que pastorean100 almas serán responsables de mucho. Algunos de ustedes sirven en iglesias de miles multiplicadas. Vas a dar cuenta de aquellos hombres y mujeres. Pero hay más. Debido a tu influencia, vas a dar cuenta de los muchos que han descargado tus sermones y comprado tus libros. ¿Estás listo para responder por la influencia que tienes en la vida de hombres y mujeres que nunca se conociste? ¿Estás listo para responder por los hombres y mujeres de mi iglesia que leen tus libros y escuchan tus sermones?
4. Por favor ten mucho discernimiento en la aceptación de charlas y asociaciones.
Por mucho que algunos nos gustaría olvidar, aún recordamos la debacle del Elephant Room, donde dos miembros de la junta de la Coalición por el Evangelio extendieron la mano de amistad a un famoso falso maestro. Pastor famoso: tus acciones importan mucho más allá de las paredes de tu propia iglesia.
Por ejemplo, si son bien conocidos por ser un complementarianos y han argumentado que el igualitarismo representa una desviación importante de la Biblia entonces tal vez usted no debe predicar en la conferencia con una mujer predicadora. Si ha condenado famosamente los errores de los predicadores de la prosperidad entonces tal vez usted no deba celebrar el ministerio de aquel que enseña esas tonterías. Si usted ha trabajado para avanzar en la doctrina de la suficiencia de las Escrituras, entonces quizás usted debe pensar dos veces antes de aparecer con alguien que dice que la revelación continúa.
Sé que algunas conferencias pagan muy bien. He oído hablar de las bolsas de regalo. ¡Guauu! Eso sería difícil de rechazar. Probablemente estaría tentado a subir a un escenario con Carl Lentz o Christine Caine por esa cantidad de dinero. Pero espero que no lo haría.
Cuando usted decide hacer tales compromisos entonces usted confunde y extravía a los hombres y mujeres que sirven como pastor que leen sus libros y escuchan sus sermones. ¿Entiendes por qué esto es un problema?
5. Usted no está por encima de la crítica.
Nosotros los protestantes no tenemos un Papa o un magisterio. Tu fama no te coloca por encima de la esfera de la crítica. De hecho, dado el nivel de tu responsabilidad deberías estar especialmente dispuesto a escuchar corrección o responder a las preocupaciones de los que están fuera de su círculo de la fama.
Tristemente, algunos pastores famosos se han comportado bastante mal en respuesta a las críticas. Usted debe entender que debido a su fama son muy difíciles de alcanzar. Algunos de los que pueden estar perfectamente dispuestos a ponerse en contacto con usted personalmente, simplemente no son capaces de hacerlo. Como resultado, los pastores famosos tienden a ser criticados públicamente. Por supuesto, en el caso de error o pecado esto es totalmente apropiado dado el carácter público de su ministerio.
Tenga en cuenta mi famoso amigo que la fama tiende a tener un efecto aislante. Esto es, porque eres famoso usted tiende a atraer a las personas que quieren algo de ti. Estas personas tienden a decirle las cosas que quieres oír. No te van a desafiar. Ellos no le dirán que no hablar en una conferencia en particular o que un sermón especial perdió el punto. Ellos no le dirán que se arrepienta públicamente por un error público. Ellos no le dirán que se haga aun lado, al menos por un tiempo, de su presencia pública.
Por favor considere estas cosas famoso pastor. Escribí esto porque estoy agradecido por tantos de ustedes. Quiero que anden bien. Quiero que terminen bien. Se te ha dado mucho. Usa tu influencia con cuidado y moderación. Ten en cuenta la influencia que tienes en las iglesias atendidas por otros hombres

Hacia una sociedad moralmente castrada

MultitudHasta hace relativamente poco tiempo, a través de la historia de las naciones occidentales la ley y la moralidad que se deriva del cristianismo han caminado una al lado de la otra, con una relación indispensable, ya que las leyes públicas eran concebidas como la codificación de una cosmovisión moral. Y aún aquellos que no profesaban la fe cristiana funcionaban bajo la premisa de que existe un conjunto de normas morales establecidas por el Creador del universo, que trascienden las diferencias culturales y las preferencias personales.
Es sobre la base de esa premisa que podemos evaluar las leyes promulgadas por un organismo legislativo, como justas o injustas. Usualmente no nos limitamos a manifestar nuestro agrado o desagrado en relación a ciertas leyes, sino que las etiquetamos sobre la base de ciertos valores morales absolutos sobre los cuales descansan nuestros derechos.
Por ejemplo, si en nuestro país se promulgara una ley para expropiar todas las residencias de una manzana completa, para construir allí una nueva sede del partido de gobierno, seguramente sería calificada como una ley injusta, porque todos creemos que el derecho a la propiedad privada debe estar incluido en los criterios de justicia a los que toda ley debe ajustarse. En ese sentido, todos tendemos a aceptar a priori que la moral es absoluta, no relativa.
Sin embargo, desde hace ya varias décadas esa premisa está siendo sistemáticamente atacada por una élite urbana, como le llama el sociólogo Peter Berger, que sin ser mayoritarias en número, “son las que controlan las instituciones que proveen las ‘definiciones’ oficiales de la realidad”, tales como la ley, la educación, los medios masivos de comunicación, la academia, la publicidad. Consecuentemente, las normas morales sobre las cuales se construyó el mundo civilizado se han ido esfumando poco a poco de la conciencia colectiva de nuestra sociedad occidental.
A tal punto que cualquiera que se atreva a defender hoy día la existencia de valores morales absolutos se arriesga a ser considerado como un intolerante que no tiene derecho a ser escuchado en la palestra pública. Por supuesto, todos estamos de acuerdo en que la tolerancia es una virtud, siempre que la entendamos como la capacidad de aceptar que otros puedan tener puntos de vistas contrarios a los nuestros y no perseguirlos por ello. Voltaire dijo en cierta ocasión: “Yo puedo estar en desacuerdo con lo que has dicho, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
En esta versión tradicional de tolerancia, primero tenemos que estar en desacuerdo para que tengamos la oportunidad de tolerarnos. Pero lamentablemente este concepto ha sufrido un cambio radical en los últimos años. Ser tolerante en el día de hoy significa aceptar que nadie tiene derecho a pasar juicio sobre las acciones de otros y muchos menos a expresar, aunque sea respetuosamente, que alguien está equivocado o que está actuando mal.
Como resultado de todo esto hemos cosechado una profunda crisis de valores y de significado que está minando la fibra moral del hombre contemporáneo. La línea que separa el bien y el mal, y lo justo de lo injusto, se está haciendo cada vez más difusa; y las consecuencias están allí a la vista de todos. Aún aquellos que se afanan por defender el relativismo moral, se quejan muchas veces por la falta de conciencia ciudadana o por los males sociales que plagan nuestra sociedad.
Como dice C. S. Lewis en La Abolición del Hombre: “Con una especie de simplismo atroz, extirpamos el órgano y exigimos la función… Nos reímos del honor y luego nos sorprende descubrir traidores en medio nuestro. Castramos y apostamos a que el caballo castrado sea fértil”.
Cada vez es mayor el número de voces que aboga por una nación sustentada sobre la base de este relativismo moral, como el medio indispensable para el progreso de nuestra civilización y la preservación de las libertades individuales. Por lo tanto, ir en contra de esa agenda es promover un discurso de odio, oponerse al progreso y limitar la libertad del individuo.
Pero lo cierto es que este relativismo moral está siendo levantado sobre algunos argumentos falaces que están siendo muy bien mercadeados por esta élite urbana de la que hablábamos hace un momento. Pero eso lo veremos en un próximo artículo, si el Señor lo permite.

martes, 27 de enero de 2015

¿Cómo matar el pecado en su vida?
Escritura: Salmo 139:22, 1 Pedro 1:22, Salmo 119
Código: A180
Categoría: Artículos


John MacArthur


La pregunta es: "¿Cómo matar el pecado en mi vida? ¿Cómo lo hago?" Le voy a dar algunos breves principios, muy básicos y sencillos.
Si usted vive en el Espíritu y se dirige hacia la vida eterna producto de su salvación, el Espíritu le da el poder para matar las obras de la carne.
La pregunta es: "Muy bien, ¿cómo puedo hacer eso? Estoy de acuerdo en que el poder está ahí, esa es la inclinación en mi vida, allí me dirijo. Quiero ver que el Espíritu haga más y más de ella. ¿Cómo llego a ese punto? ¿Cómo gano la victoria? ¿Cómo establezco ese patrón habitual? ¿Qué debo hacer?"

1. Reconozca la presencia del pecado en su carne.
¿Sabe por qué la mayoría de los cristianos son usualmente los más derrotados por el pecado? Creo que es debido a que su pecado los tiene tan engañados que nunca llegan al punto en el que honestamente lo reconocen por lo que realmente es. No tratan el problema.
Pasan gran parte de su vida justificando su pecado como una característica de su personalidad o un producto de su entorno. Minimizan sus pecados habituales como simple idiosincrasia de la individualidad, como alguna predilección prenatal que su madre tenía, o lo que sea. La gente puede ser tan buena negando la realidad del pecado que no la ve. Como resultado, no lo tratan porque ni siquiera lo reconocen por lo que es.
Cualquier tipo de victoria espiritual comienza con la identificación del enemigo. Es la misma historia de siempre: "Si usted no sabe a lo que está disparando, ¿cómo va a atinar?” ¿Cómo voy a eliminar de mi vida lo ni siquiera identifico que necesita ser eliminado?
El pecado no sólo es malo, es engañoso. Y está ahí dentro de cada uno de nosotros. Créanme que está ahí. John Owen tenía razón, él dice del pecado:
No tiene puertas para abrir. No necesita ningún motor para funcionar. Se encuentra en la mente y en el entendimiento. Se encuentra en la voluntad. Está en las tendencias de los afectos. Tiene intimidad en el alma.
¡Está ahí! Pero, inevitablemente, está cubierto. Como el salmista oró: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad" (Salmo 139:23) Tenemos que pedirle a Dios que nos ayude a ver nuestra pecaminosidad si queremos reconocerla por lo que es.
No se deje engañar acerca de lo bueno que usted es. Créame, su pecado está ahí; y es miserable; y surge a través de las grietas de su supuesta justicia. Sale en ira y en amargas palabras, pensamientos crueles, críticas, vanidad, falta de comprensión, impaciencia, oraciones débiles, pensamientos inmorales y pecados, incluso manifiestos. Usted necesita conocer sus debilidades.
Hageo el profeta, en el primer capítulo de su profecía, repite la orden: "¡Meditad bien sobre vuestros caminos! ¡Meditad bien sobre vuestros caminos!" (Vv. 5, 7). En otras palabras, examínese. Primera Reyes 8:38 dice: "cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón". Y Pablo, en Efesios 4:22, habla de deseos engañosos. A partir de estos y muchos otros pasajes, la Biblia aclara: si usted quiere matar al pecado en su vida, debe comenzar por el examen de su propio corazón para ver la realidad de lo hay allí.
2. Un corazón afianzado en Dios.
Segundo paso. Para ganar esta victoria, triunfar y para ver que el poder del Espíritu de Dios comienza a darle poder sobre la carne no redimida que usted desea, que Dios desea, debe tener un corazón consolidado en Dios. Un corazón aferrado a Dios. El salmista dice en el Salmo 57:7: "Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto." ¿Qué quiero decir con eso? ¡Constante devoción a Dios! Eso es la totalidad de la vida espiritual donde me entrego completamente a Dios. ¿Qué expreso con eso? Lo que estoy diciendo en realidad en este contexto es que no se puede tener pecado en una sola área. No se puede limpiar mucho, pero dejar sin hacerlo en un área. No puede matarlo de hambre en un solo lugar; y darle de comer para que habite en otro lugar. Si vive en donde quiera que sea, se arrastrará a todas las demás partes. Es la hierba más nociva, mala, de más rápido crecimiento que existe. No se limitará a un solo lugar, va a estar en todas partes. El salmista dice en el Salmo 119, versículo 6: "Entonces no sería yo avergonzado." ¿Cuándo? ¿Cuándo no sería avergonzado? "Cuando atendiese a todos Tus mandamientos." Mi vida no estará bien, mi vida no va a ser sin vergüenza hasta que yo dé el debido respeto a todos los mandamientos de Dios. Y eso es enfrentar todos los problemas del pecado en mi vida. La única vida sin vergüenza es la vida de uno que está totalmente afirmado en Dios, que ha tratado con todo.
3. Medite en la Palabra.
Medite en la Palabra. La llenura del Espíritu se equipara en Colosenses 3 con dejar que la Palabra de Cristo habite en abundancia en usted. Cuando la Palabra lo controla, cuando controla su pensamiento, cuando está allí como el salmista dijo y "medita de día y de noche", cuando está allí escondida "para no pecar contra Dios", entonces usted tiene un factor de control en su vida. La forma de matar el pecado en su vida es alimentarlo con la Escritura. Es un veneno. Envenenará al pecado. Alimente a una vida pecaminosa con la Escritura – ¡la envenenará! Lo que realmente controla su mente, controla su comportamiento; aprenda a cerrar la basura y alimente al pecado, el pecado restante en su vida con una dieta constante de la gloriosa verdad de Dios; y eso infectará al pecado. Por lo que usted debe entregarse a la Palabra. Usted debe saturase de la Palabra. Usted debe escuchar la prédica y la enseñanza de la Palabra. Usted debe aprenderla por sí mismo y meditar en ella día y noche.
4. Comunión con Dios en oración.
Esto es muy básico. En cuarto lugar, y muy importante, en comunión con Dios en la oración. Comunión con Dios en la oración. Esto nos lleva de vuelta al primer punto que le di. La verdadera oración le da al corazón un sentido de su propio carácter vil y renueva el odio al pecado. La verdadera oración hace eso. John Owens dijo: "El que suplica a Dios por el perdón del pecado también suplica con su propio corazón detestarlo." En algún momento, en su propia vida de oración, tiene que ser honesto. Tiene que ser honesto. Y necesita empezar a decirle a Dios: "Yo quiero que me reveles mi pecado, quiero que me conmuevas. Quiero que me lo muestres. Quiero que sacudas el polvo que lo cubre. Quiero que se desprenda lo que ha estado escondiendo la basura en mi vida, para que sea manifiesto y visible para mí. Quiero ver la realidad de mi pecado. Quiero que me lo muestres tal como es." Eso es parte de su comunión con Dios.
Cuando usted ora a Dios – esa es una confesión sincera. Puede decir que confiesa sus pecados, pero hasta que no ore: "Dios, muéstrame todos los pecados de mi vida, revélamelos todos, descubre cada rincón de mi vida. Que puedan llegar a ser tan detestables para mí como lo son para Ti y dame la fuerza para ver que se van."
Ése es el tipo de oraciones que son las verdaderas oraciones de arrepentimiento. Siempre he creído que cuando realmente confesamos los pecados, después de decir: "Señor, por favor, perdóname por ese pecado", agregamos al final -si la confesión es verdadera- "Y Señor, que nunca repita esto otra vez." Esa es la exclamación de mi corazón. Y entonces, la oración expone los pecados secretos. La oración debilita a los pecados predominantes. La oración encuentra fuerza en la comunión con el Dios Santo que mata al pecado en nuestras vidas.
¿Qué debo hacer si quiero conocer la victoria sobre el pecado? En primer lugar, tengo que reconocer el pecado en mi vida. No se engañe, no subestime su miserable condición, tal como Pablo no lo hizo en Romanos, capítulo 7. Y luego, fije la mirada íntegramente en Dios y conságrese a Él por completo, para que todo en la vida, sea Él. Como dijo el salmista en el Salmo 16: "Yo he puesto al Señor siempre delante de mí"; y esa es la única manera de vivir. Y luego, también es igualmente esencial que usted cultive el conocimiento y el entendimiento; y una comprensión profunda y aplicación de la verdad bíblica; y que usted pase tiempo en oración sincera delante de Dios, llevando la verdad a la vida en Su presencia. Y en ese tipo de ejercicios espirituales simples viene la muerte del pecado. A continuación, hay un quinto y último punto en este breve modelo de victoria.
5. Cultive la obediencia.
Ahora salimos de ese lugar privado, donde buscó su pecado y fijó la mirada en Dios. Y donde usted ha meditado en la Palabra y en donde se comunicaba con Dios en oración; y nos vamos al espacio público; y ahora el patrón de su vida se encuentra en un curso de obediencia. Pablo dijo: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo". "Prosigo a la meta." No he llegado a la meta, pero estoy en el camino. ¿En qué camino estaba él? El camino de la obediencia. Pedro dijo que nuestras vidas deben caracterizarse, en 1 Pedro 1:22, "por la obediencia a la verdad." Y caminamos un camino de obediencia. Si desea participar en una verdadera batalla contra el pecado, establezca su curso día a día, momento a momento, un paso a la vez, en un camino de obediencia. Al principio, parece difícil, al principio el progreso parece lento, pero permanezca en él y con el tiempo se convertirá habitualmente obediente. Habitualmente obediente. ¡Se convierte en un hábito! Usted se queda en el camino que Dios ha trazado en Su Palabra. Ese camino le llevará a crecer en gracia, santidad perfecta, renovar el hombre interior día a día y le entrenará para la piedad.
Ahora bien, sería justo, creo, hacer una pregunta final que es: "¿qué tal lo estoy haciendo?" ¿Cómo puedo hacer un pequeño inventario y decirme a mí mismo: "Alma, Alma, ¿cómo te va? ¿Cómo está funcionando esto? ¿Estás haciendo estas cosas?" Sólo hágase algunas preguntas simples.
A. ¿Cómo está mi celo por Dios?
¿Es mi corazón frío para con Dios? ¿El pecado me ha hecho indiferente a los tiempos de comunión con Él? ¿Tengo poco o ningún interés en Su presencia? ¿En la gloria de Su nombre? ¿Amo Su Palabra? ¿Amo Su ley? Puedo entender lo que quiso decir el salmista en el Salmo 119:136, cuando dijo: "Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban Tu ley." ¿Tengo tal amor por la ley de Dios que me siento devastada cuando no se tiene en cuenta Su ley? ¿Contiendo ardientemente por la fe? ¿Vivo para defender la verdad? ¿Para vivirla? ¿Para proclamarla? ¿Cuál es el nivel de mi celo?
B. ¿Amo la Palabra?
¿Me siento atraído a la Palabra? ¿Casi sujeto a ella por algún luchador divino que me tiene aferrado y no puedo levantarme hasta que Sus verdades se han convertido en mis propias convicciones? ¿Me encuentro entregado a lo profundo de la Palabra? Pregúntese esto: "¿Me gusta el tiempo de oración? ¿Usted ama el lugar de confesión? ¿Usted corre ansiosamente al lugar donde puede confesar sus pecados y pedir a Dios que haga el proceso de auto-examen a la luz del Espíritu Santo, para que cada cosa sucia pueda ser llevada a la luz? ¿Busca usted eso? ¿Se deleita en la adoración? ¿Es su gran deseo estar aquí con los redimidos de Dios? ¿Es precioso para usted pasar el Día del Señor en la iglesia? ¿Es el placer más fuerte de su alma cantar Sus alabanzas y conocerlo mejor, para poder honrarle? O dice como los judíos de la época de Malaquías: "¡Qué fastidio es la adoración!"
Pregúntese a sí mismo: "¿Es usted sensible al pecado en la iglesia? ¿Es sensible al pecado en el mundo? ¿Destroza su corazón cuando ve el pecado a su alrededor en donde quiera que sea? ¿En su propia vida?"
Esos que le di son sólo los principios básicos, simplemente inviértalos y conviértalos en preguntas de auto-examen. La victoria espiritual está allí si usted reconoce que no tiene la obligación de pecar. Si usted reconoce que el Espíritu de Dios ya le ha inclinado hacia la vida, que Él ya está matando el pecado en su vida y que ahí está el poder de matar todo. Entonces, todo lo que tiene que hacer es aprovechar los medios; y le he dado principios simples mediante los cuales usted puede comenzar a hacer eso en su vida; y una breve evaluación mediante la que puede examinar dónde se encuentra.
Yo no sé usted, pero yo quiero tener una vida de virtud. Quiero tener una vida de gozo. Quiero tener una vida de paz; y quiero tener una vida de provecho para Dios. Y éste es el camino a esa vida. Que Dios le dé la fuerza para transitarlo; y que en la medida que lo transita con fidelidad, Dios traiga gloria a Su propio nombre. Ése es el propósito de todo.
Disponible sobre el Internet en: https://www.gracia.org  
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La cesación de los dones revelacionales

Decidí escribir mi monografía para presentar al final de mi curso sobre el asunto de la cesación de los dones revelacionales. De forma introductoria, y un poco para organizarme a mí mismo, escribí este artículo sobre el tema.
Hoy estaba discutiendo en un grupo en Facebook sobre el asunto y decidí publicar el artículo. Espero sugerencias, contribuciones y críticas para poder mejorarlo.

INTRODUCCIÓN

Según Richard Gaffin Jr., ninguna controversia tiene afectado más a la iglesia desde los años 60 del siglo pasado, que la continuidad o cesación de los dones del Espíritu (1979, 9).
Hoy, a diferencia de lo que pasaba algunas décadas atrás, existe un movimiento dentro de las iglesias reformadas que defiende la continuidad de los dones revelacionales. John Piper, Wayne Grudem, y otros, han sido los estandartes de esta posición. Ellos también son los modelos de lo que hoy es conocido como el “Nuevo Calvinismo”, una forma de entender el calvinismo que tiene como uno de sus puntos característicos creer que los dones revelacionales son actuales también. Este movimiento es el movimiento religioso que está creciendo más rápidamente en Estados Unidos, y sin dudas, está comenzando a surgir también en Brasil.
En este trabajo trataré algunos aspectos importantes acerca de esta discusión. En primer lugar definiré lo que la posición cesacionista acepta y luego trabajaré tres conceptos que son importantísimos para esta visión: Revelación, Profecía y Lenguas. Terminaré con un breve comentario acerca de la posición de la Confesión de Fe de Westminster con relación a la cesación de los dones revelacionales.

I. DEFINICIÓN DE CESACIONISMO

Cuando se habla de cesacionismo muchas personas tienden a pensar que estamos hablando de la cesación de la obra del Espíritu Santo en la vida de la iglesia. Nada está más lejos de esa representación de la posición reformada acerca de la obra del Espíritu Santo. Juan Calvino, el teólogo que dio el marco teórico para la teología reformada es conocido como el teólogo del Espíritu Santo por el gran énfasis que daba a la obra de la Tercera Persona de la Trinidad.
El debate entre el cesacionismo y el continuismo se refiere específicamente a los dones revelacionales y no a la obra del Espíritu Santo. El cesacionismo no coloca al Espíritu Santo encerrado en una caja, como opinan algunos, sino que enmarca su obra en los padrones que la Escritura afirma que actuará. Richard Gaffin Jr. dice que
Las Escrituras, vistas en su totalidad, enseñan que el Espíritu, según su soberanía, prefirió circunscribir su actividad y estructurarla según los padrones revelados. Esos padrones, y no lo que el Espíritu Santo pueda más allá de ellos, deben ser el enfoque y modelo de las expectativas de la iglesia hoy. (GRUDEM 2003, 25)
Este debate se relaciona con la contemporaneidad de los dones revelatorios. Los cesacionistas niegan la existencia de estos dones en la vida de la iglesia de hoy, los continuistas la afirman. Robert L. Reymond define brevemente lo que es el cesacionismo. Él afirma que
Esta posición asume que los dones revelacionales encarnados en los órganos de revelación (apóstol, profeta, glosolalista y traductor) – tan prominentes en la vida de la iglesia del primer siglo – desapareció de la vida de la iglesia cuando se completó el canon escriturado. (1998, 84).
El cesacionismo, entonces, niega que Dios aún de dones por medio de los cuales Él busque revelarse. Otra forma de llamar a estos dones es de dones de expresión verbal. Gaffin Jr. hace una lista y afirma que ellos son: la profecía y su avaluación, la variedad de lenguas y su interpretación, la palabra de sabiduría y la palabra de conocimiento. (GRUDEM 2003, 44). Son estos los dones que el cesacionismo niega que existan en la vida de la iglesia de hoy.

II. REVELACIÓN

Ya que afirmamos la cesación de los dones revelacionales debemos definir lo que entendemos por revelación y qué entendemos cuando afirmamos que la revelación cesó.
Revelar, básicamente, es dar a conocer algo. Aplicando el término a la teología, entendemos que la revelación es “el medio por el cual Dios se hace conocido a los pecadores que viven sin esperanza, perdidos y separados de su Hijo, el Señor Jesucristo” (Robertson 1999, 59–60). Otra definición dice que
el término ‘revelación’ significa intrínsecamente la exposición de aquello que anteriormente era desconocido. En la teología judeo-cristiana, el término es usado primariamente para la comunicación de la verdad divina de Dios para el hombre, o sea, Su manifestación de Sí mismo y de Su voluntad. (ELWELL 1990, III:299)
Cuando afirmamos que la revelación cesó apuntamos para el hecho de que el propósito de la revelación se cumplió. Dios reveló de forma completa su verdad al hombre. El autor de Hebreos afirma esa cesación del proceso revelacional cuando dice que antes Dios se reveló de diversos modos y que ahora lo hace por medio del Hijo. Robertson observa que
El último nivel de la historia humana finalmente llegó, él [el autor de hebreos] asevera que Dios ahora habló definitivamente por medio de la incorporación de toda la verdad en la persona de su Hijo (Hb. 1.1). Hasta donde la presente forma de la existencia humana dice respecto, ¡el fin ya llegó! ¡El albo de la revelación fue alcanzado! […] Es en ese contexto de la llegada de la “plenitud de los tiempos”, como fue planeado por Dios, que la cuestión del fin de la revelación debe ser visto (1999, 60).
Esta cesación del proceso revelatorio no significa que Dios dejó de revelarse al hombre. Él continúa revelándose de forma general por medio de la creación, la providencia, la luz de la naturaleza, y de forma especial a Su iglesia por medio de Su Palabra. Significa también que toda otra forma de revelación especial dejó de acontecer. Calvino afirma esta cesación de la revelación, en Cristo, en su Institución
Por esta razón se nos indica y describe en las Escrituras el tiempo en que nos encontramos, con las expresiones: la última hora, los últimos días, los últimos tiempos (1 Jn. 2, 18; 1 Pe.1, 20), a fin de que ninguno se engañe con la vana esperanza de alguna nueva doctrina o revelación. Porque “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Heb. 1, 1-2), el cual solo nos puede manifestar al Padre (Lc.10,22), y lo ha hecho realmente en cuanto nos convenía, presentándosenos como un espejo en el que poder contemplarlo (l Cor. 13,12). (IV. 18.20).
Y también
Queda, pues, por inconcuso y cierto que con la perfección de su doctrina ha puesto fin a todas las profecías; de tal manera que todo el que no satisfecho con el Evangelio pretende añadir algo, anula su autoridad. Porque la voz que desde el cielo dijo: “Este es mi Hijo amado; a él oíd” (Mt.3,17; 17,5), lo elevó con un privilegio singular por encima de todos los demás. De la Cabeza se derramó esta unción sobre sus miembros, como lo había profetizado Joel “y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas” (Jl. 2, 28).
Respecto a la afirmación de san Pablo, que Jesucristo nos ha sido dado “por sabiduría” (1 Cor. 1, 30), y en otro lugar, que en Él “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y conocimiento” (Col. 2, 3), su sentido es un poco diverso del argumento que al presente tratamos; a saber, que fuera de Él no hay nada que valga: la pena conocer, y que cuantos comprenden mediante la fe cómo es Él, tienen el conocimiento de la inmensidad de los bienes celestiales. Por ello el Apóstol escribe en otro lugar acerca de sí mismo: “me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (1 Cor. 2, 2): porque no es lícito ir más allá de la simplicidad del Evangelio. Y la misma dignidad profética que hay en Cristo tiende a que sepamos que todos los elementos de la perfecta sabiduría se encierran en la suma de doctrina que nos ha enseñado. (II.15.2).
Calvino deja claro que con la llegada de los últimos tiempos, con Cristo, se hace innecesaria a continuidad del proceso revelatorio. Las profecías encuentran su cumplimiento en Él. La revelación se encierra en Él.

III. PROFECÍA

Ya que mencionamos que el cesacionismo a la idea de que Dios aún continúe revelándose por medio de los antiguos modos, debemos trabajar el concepto de profecía en la Biblia, pues es uno de los medios más importantes que Dios usó, y es también uno de los dones que los continuistas argumentan que aún existen y son necesarios para la vida de la iglesia.
Al contrario de lo que muchos piensan, la profecía no debe ser definida como predicción del futuro, sino que como una “proclamación de una revelación divina que ocasionalmente puede también envolver la predicción de eventos futuros.”(ROBERTSON 1999, 8). Esto es importante para afirmar la continuidad o cesación de la profecía hoy, pues quien quiera afirmar que profetiza no sólo debe afirmar que hizo una predicción del futuro sino que también debe reconocer que lo hizo experimentando una revelación directa por parte de Dios.
El movimiento profético en la Biblia comienza con Moisés y en ese periodo alcanza su auge. Del profetismo en Moisés podemos aprender que el profeta es un medio usado por Dios. En Éxodo 7:1-2 Dios coloca a Aarón como profeta de Moisés, Aarón tendría la misma autoridad que su hermano en su representación. En Éxodo 4:15-16 vemos como el profeta recibe no sólo las ideas o pensamientos, sino que las palabras. El profeta es la “boca” de quien habla por medio de él. Deuteronomio 18 describe como cualquier cosa que substituya a palabra revelatoria de Dios debe ser completamente rechazada. También es importante aquí que Moisés dice en el versículo 15 que Dios mismo suscitará un profeta como él, refiriéndose a Cristo.
En el Nuevo Testamento se repite, después de muchos años, la experiencia profética. En pentecostés se cumple la profecía de Joel de que con la llegada de los últimos tiempos Dios derramaría su Espíritu y se cumpliría lo dicho en Números 12:6 “Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.” Así, Knight III afirma que en el Nuevo Testamento, profetizar es “la capacidad de hablar las palabras que Dios da a aquel quien las profetiza” (1998, 11). El fenómeno veterotestamentario continúa en esencia siendo igual en el Nuevo Testamento. El profeta continúa entregando revelaciones acerca de Dios y venidas directamente de Dios por medio de la boca del profeta. Profetizar, profeta y profecía son tres conceptos que siempre están juntos. Si deja de haber una de ellas, las otras también dejan de existir. Si se deja de profetizar, deja de haber profecía y profetas.
Es por esto que creemos que el don de profecía no es un don contemporáneo. El autor de Hebreos afirma que fue en el pasado que Dios habló por medio de los profetas. La profecía dejó de tener sentido después de su cumplimiento en Cristo. El periodo apostólico fue un periodo único en la historia de la iglesia, por eso “todas las exhortaciones del Nuevo Testamento relacionadas a la profecía no son más prescriptivas para nosotros que vivemos después del periodo fundamental de los apóstoles y profetas, el cual ya cesó.” (Knight III 1998, 30).

IV. LENGUAS

La mayoría de los teólogos y pastores reformados no negaría que la profecía acabó. Pero muchos están abiertos a la posibilidad de la continuación del don de lenguas porque, según ellos, hablar en lenguas no hiere el principio deSola Scriptura. Pero si entendemos que el don de lenguas es, bíblicamente, un medio revelacional deberíamos también rechazar su continuidad.
En el Nuevo Testamento sólo dos libros hablan acerca del asunto: Hechos y 1 Corintios. La primera referencia en el Nuevo Testamento al aparecimiento de este don está en Hechos 2, donde se relata el descenso del Espíritu Santo en pentecostés. Es interesante en este relato que Lucas hace, que Pedro explica el fenómeno visible del hablar en lenguas citando un texto de Joel donde no habla de lenguas en sí, sino que de profecía. Este hecho nos lleva a pensar que lenguas y profecía están unidas.
Las lenguas interpretadas son equivalentes a la profecía […] Si la profecía es un don revelacional (como la evidencia bíblica de los dos Testamentos parece apoyar), y las lenguas interpretadas son equivalentes a la profecía, entonces las lenguas también deben ser entendidas como un don revelacional. (ROBERTSON 1999, 33)
Esto es claro en 1 Corintios 14:2, donde Pablo dice: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.” El término misterio en el Nuevo Testamento tiene un significado muy específico y contrario a la idea común. Misterio significa algo que era desconocido pero que está siendo dado a conocer (ROBERTSON 1999, 29). Siempre es algo que fue revelado. Siendo así, lo que Pablo afirma es que quien habla en lenguas está revelando algo. El contenido de lo hablado es revelación, y aunque los hombres no lo entiendan, porque no está hablando en la lengua común del pueblo, el que habla en lenguas está profetizando. Es por eso que Pablo pone énfasis en la necesidad de la interpretación de lo que se habla en lenguas.
Con relación a lo anterior, también debemos afirmar que las lenguas eran idiomas extranjeros. El relato de Hechos 2 lo deja muy claro. Lucas dice
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. (Hch 2:4-6)
Las personas que no eran naturales de Jerusalén, que no hablaban hebreo, consiguieron entender los que los discípulos estaban hablando, y lo entendieron en sus propios idiomas. Los relatos que siguen en Hechos y que muestran el descenso del Espíritu manifestándose por medio de las lenguas sigue el mismo padrón.
Cuando el fenómeno es relatado aconteciendo en Corinto tiene la misma idea. Pablo usa en 1 Corintios 14 una cita de Isaías 28:11-12 que claramente habla de lenguas extranjeras para explicar su uso.
Para finalizar, es importante también mencionar que el Nuevo Testamento el don de lenguas, como todos los dones, tienen el propósito de fortalecer la iglesia y no la personalidad de cada uno. Las lenguas eran para uso público. “Las lenguas privativas no son las lenguas del Nuevo Testamento. Si las lenguas son un don para la iglesia, ellas deben ser pronunciadas en público para que la iglesia sea edificada.” (ROBERTSON 1999, 45).

V. EL ARGUMENTO DE LA CONFESIÓN DE FE DE WESTMINSTER

La Confesión de Fe de Westminster (de ahora en adelante CFW) es el padrón confesional de la mayoría de las iglesias presbiterianas en el mundo. Cuando un miembro de estas iglesias es ordenado para ser diácono o presbítero debe hacer votos donde promete obedecer estos padrones. La Iglesia Presbiteriana de Brasil, por ejemplo, coloca en su Manual Litúrgico la siguiente pregunta que se debe hacer al candidato al momento de la ordenación de ministros del Evangelio “¿Usted recibe y adopta sinceramente la Confesión de Fe y los Catecismos de esta iglesia, como fiel exposición del sistema de doctrina, enseñado en las Santas Escrituras?”(1992, 127). A esto el candidato debe responder afirmativamente.
El capítulo Uno de la CFW habla acerca de la Escritura. Su primer párrafo habla específicamente de la Necesidad de la Escritura. Este párrafo es importantísimo al discutir el asunto de la continuidad de los dones revelacionales en la teología reformada, en él se afirma que
Aunque la luz de la naturaleza y las obras de la creación y la providencia manifiestan la bondad, la sabiduría y el poder de Dios, de tal manera que deja al hombre inexcusable; aún no son suficientes para dar ese conocimiento de Dios y su voluntad, que es necesario para la salvación. Y después, para el mejor mantenimiento y propagación de la verdad y para el mayor establecimiento y consuelo de la Iglesia contra la corrupción de la carne y de la malicia de Satanás y del mundo, le plació dejar totalmente esta revelación por escrito, cuál hace la Santa Escritura de ser lo más necesario; esos maneras anteriores de Dios revelando su voluntad a su pueblo ahora ya han cesado.
Los autores de la CFW afirman que Dios se revela de forma natural y universal por medio de la “luz de la naturaleza”, lo que Calvino llama desensus divinitatis (sentimiento de lo divino), que es colocada por Dios en todos los seres humanos, las “obras de la creación”, que es la producción del universo y la providencia, que es la mantención del universo. Este conocimiento de Dios es suficiente para hacer al hombre responsable, pero no es suficiente para traer conocimiento salvífico. Después de mostrar la insuficiencia de la revelación general, la CFW argumenta a favor de la necesidad de la Escritura. Dios se reveló especialmente para Su iglesia por medio de la Escritura y ella es necesaria porque las otras formas por las cuales Dios se revelaba ya cesaron. El versículo que es usado para apoyar esta última clausula es Hebreo 1:1-2.
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; (Heb 1:1-2 R60)
Warfield comenta que la doctrina de la necesidad de la Escritura descansa en la insuficiencia de la revelación natural y la cesación de la revelación súper natural (2003, 195–96).
Recientemente han surgido algunos teólogos que afirman que la CFW no es cesacionista, pero los comentaristas parecen estar de acuerdo en que sí lo es. Quizás el ejemplo más significativo sea el de David Dickson. El comentario de Dickson contiene las clases que él dio sobre la CFW en los primeros años de la década de 1650, es decir, antes de 10 años a partir de la publicación de la CFW en 1647. En la pregunta dos, Dickson dice “¿No erran los Libertinos y Quakers afirmando que Dios aún enseña y guía a los electos a toda verdad por medio del instinto y luz del Espíritu, sin ninguna palabra escrita?” Y responde afirmativamente. En la pregunta tres dice: “¿Entonces no erran los Entusiastas y Quakers, que mantienen que el Señor no ha cesado de revelar su voluntad como lo hizo con los antiguos?” Y también responde afirmativamente (DICKSON 2007, 2–3).
Un comentarista más reciente, Wayne R. Spear, también afirma el cesacionismo en la CFW. Comentando el primer párrafo afirma
Una segunda razón para la necesidad de la Escritura es que elproceso de revelación a través de profetas y apóstoles terminó cuando éste alcanzó su clímax en Cristo. Por eso es a la Biblia donde debemos mirar si deseamos conocer a Dios. (2006, 13)
Y acerca del sexto párrafo del mismo capítulo, él dice
La Confesión también alerta sobre “nuevas revelaciones del Espíritu”, porque apelar a ellas implica que la revelación de Dios en la Escritura es menos que completa. La doctrina de la suficiencia de la Escritura nos guarda de la enseñanza confusa e no bíblica de la llamada “Tercera Onda” en el Cristianismo de hoy. (2006, 15).
Alexander A. Hodge coincide al afirmar el cesacionismo. Él dice que esta sección de la CFW afirma que
Consecuentemente, plugo a Dios, en su gracia soberana, en diversos tiempos y diferentes formas, hacer de sí mismo y de sus propósitos una revelación supernatural a una porción escogida de la familia humana. Y que-
Plugo a Dios, subsecuentemente, entregar esa revelación para ser escrita, la cual se encuentra ahora, exclusivamente, circunscrita en las Escrituras.(2008, 53).
Finalmente, Robert Shaw afirma que “bajo la nueva dispensación, Dios ha completado totalmente la revelación de su voluntad por medio de su Hijo, y ninguna nueva revelación deber ser esperada hasta el fin del mundo,” (1973, 6).
Concluimos junto con los comentaristas de la CFW que ella es un documento cesacionista. Quien no acepta el cesacionismo no acepta la CFW y viceversa.

CONCLUSIÓN

A lo largo de este trabajo he mostrado que el cesacionismo no es una doctrina que encierre a Dios dentro de una caja donde no puede moverse libremente, sino que es la aplicación del padrón que Dios mismo anunció acerca del proceso revelacional. Dios quiso revelarse al hombre de distintas formas que iban a encontrar su cumplimiento y fin en la venida de Cristo.
Si la revelación tiene el objetivo de darnos conocimiento acerca de Él, el proceso acaba con Él. Dios deja de revelarse por medio de profetas y pasa a revelarse especialmente a Su iglesia por medio de la Palabra escrita.
Vimos que revelación está unida con profecía y que lenguas es simplemente una forma equivalente de profecía, por lo que acabando la revelación, también acaba la profecía y el don de lenguas.
Los temas abarcados en este trabajo pueden ser trabajos con mucha mayor profundidad y dedicación, ese trabajo ayudará a un mejor entendimiento bíblico acerca de los dones del Espíritu Santo para la iglesia.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

DICKSON, David. 2007. Truth’s Victory over Error. Edinburgh: Banner of Truth.
ELWELL, Walter A. 1990. Enciclopédia Histórico – Teológica da Igreja Cristã. Vol. III. III vols. Vida Nova.
GAFFIN JR., Richard B. 1979. Perspectives on Pentecost. P & R Publishing.
GRUDEM, Wayne, ed. 2003. Cessaram os dons espirituais? São Paulo: Vida.
HODGE, Archibald Alexander. 2008. Confissão de Fé de Westminster Comentada. Os Puritanos.
IGREJA PRESBITERIANA DO BRASIL. 1992. Manual Litúrgico. São Paulo: Casa Editora Presbiteriana.
KNIGHT III, George W. 1998. A Profecia no Novo Testamento. Editora Os Puritanos.
REYMOND, Robert L. 1998. A New Systematic Theology Of The Christian Faith. Nelson Reference.
ROBERTSON, O. Palmer. 1999. A Palavra Final. Editora Os Puritanos.
SHAW, Robert. 1973. The Reformed Faith. Inverness: Christian Focus Publications.
SPEAR, Wayne R. 2006. Faith of our Fathers. Pittsburgh: Crown and Covenant.
WARFIELD, Benjamin B. 2003. The Westminster Assembly and its Work. The Works of Benjamin B. Warfield VI. Grand Rapids: Baker Books.

lunes, 26 de enero de 2015

Estar centrado en el evangelio es una postura peligrosa y exigente. Requiere mucho, o, mejor dicho, requiere todo de ti. Si no tienes cuidado, puede asumir control total de tu vida. Después de abrazar la centralidad del evangelio en tu vida, no puedes seguir siendo el mismo, no puedes seguir usando las mismas excusas, y no puedes seguir viendo a Dios ni a Su Palabra de la misma manera. Aquí hay cinco consecuencias peligrosas de una vida centrada en el evangelio.

1. Estar centrado en el evangelio significa que tu vida no se trata de ti.

A cualquier cosa a la que dedicas tu vida, ese es el objeto de tu adoración, ya sea el dinero, o el confort, o tu familia, o aun el ministerio. Los humanos —y eso incluye a los cristianos—podemos convertir cualquier cosa en un ídolo (Rom. 1:22–23). No tienen que ser cosas pecaminosas en sí, pero si no las colocas en el lugar que les corresponde, entonces terminarán tomando el lugar que le pertenece a Dios: terminarán siendo ídolos.
Estar centrado en el evangelio significa rendir tus prioridades, agendas, valores, presupuestos, ideas, derechos, hijos, amistades, y emociones a la causa de Cristo. Significa atesorar a Cristo más que esas cosas. Nunca puedes decir, “¿Y qué gano yo en esto?”, “¡Yo merezco mejor!”, o “¿Acaso no saben quién soy?”. Más bien, miras al evangelio y sientes el gozo de saber lo que Cristo ha hecho por ti y lo que ahora está haciendo en ti. Sigues a Cristo a través de amar y servir a los demás con humildad y paciencia. Estar centrado en el evangelio es peligroso porque significa rendir tu vida en servicio de otros, porque Cristo hizo lo mismo por ti. Recuerda, ustedes no se pertenecen a sí mismos... han sido comprados por un precio” (1 Cor. 6:19-2).

2. Estar centrado en el evangelio significa que la Biblia no se trata de ti.

Si bien la Biblia tiene su porción de instrucciones, y sin duda tiene algo que decir sobre cómo debemos vivir, la Biblia no se trata de ti o de mí. Se trata de Cristo. Preguntas como "¿Qué dice este pasaje acerca de mí?", "¿Qué figura me representa mí o a mi situación actual?", "¿Qué necesito hacer para que las cosas mejoren en mi vida?”, no son malas preguntas, pero quizás nuestra motivación o perspectiva detrás de ellas estén un poco fuera de lugar.
La historia de David y Goliat (1 Sam. 17) es un ejemplo clásico de esto. Un enfoque centrado en el hombre de esta historia ve cómo David venció a Goliat y llega a la conclusión de que con el fin de derrotar a los gigantes en mi propia vida (el pecado, la deuda financiera, relaciones difíciles, etc.), tengo que tener la suficiente fe en Dios para recoger las piedras que Dios me ha dado y enfrentarme a ellos. Pero al entender esta historia a través de una perspectiva centrada en Cristo, percibimos que no somos nada como David en esta circunstancia. De hecho, cuando el pecado llega a nuestra puerta, somos más como los israelitas, escondidos en su campamento y aterrorizados de Goliat. Pero al igual que los israelitas tuvieron a David, un representante que combatió en su lugar, nosotros tenemos a Jesucristo, el Hijo de David, que es nuestro mediador y ha vencido el pecado en nuestro lugar. La Biblia no es un manual de instrucciones sobre nosotros y lo que debemos hacer: es una narración histórica redentora de Jesús y lo que Él ha hecho por nosotros.

3. Estar centrado en el evangelio significa que tus motivaciones no se tratan de ti.

Es muy fácil para nosotros afirmar la centralidad del evangelio (¡todo se trata de Jesús!) y a la misma vez vivir como legalistas en la práctica. Hay una real pero dañina tentación de predicar a Cristo, pero en el momento de aplicar el texto, no centrarnos en el evangelio sino en los esfuerzos humanos o los resultados de nuestros esfuerzos (cp. Gál.3:1-13).
Si tu motivación principal para aceptar el evangelio o para obedecer a Dios es algo más que seguir Cristo —que se muestra en un crecimiento progresivo en la semejanza de Cristo y en un gozo cada vez mayor en las verdades del evangelio— es muy posible que estés centrado en otra cosa. La centralidad del evangelio es una postura peligrosa porque exige que examinemos no solo nuestras obras, sino también nuestras motivaciones, incluso al evangelizar. Por tanto, motiva a la gente a aceptar el evangelio porque por ella reciben el tesoro más precioso posible, Jesús.

4. Estar centrado en el evangelio significa que no puedes vivir en soledad.

El evangelio proclama que cuando Cristo te salva, no te salva a para que te conviertas en un cristiano aislado, sino para adoptarte para en una familia. Jesús no murió para salvar a individuos, sino para salvar a un pueblo, una familia, una comunidad. Todo buen padre desea ver amor y unidad entre sus hijos. Como parte de la familia de Cristo, el Padre espera que tengas relación con tus demás hermanos, no que te quedes a solas en tu cuarto (cp. Rom. 15:5-6).
Cuando somos salvos, no solo estamos unidos a Cristo, sino también a cualquier otra persona que se une a Cristo. Esto es un reto maravilloso. Es un reto porque significa que, sin duda, tendremos que unirnos a una familia con personas con que no nos llevamos bien. Pero es maravilloso porque a través de esas relaciones la gloria de Dios se manifiesta cuando las personas que son enemigos naturales se unen en comunión para adorar a su máximo común denominador, Jesús.

5. Estar centrado en el evangelio significa que debes trabajar muy duro.

Algunos piensan que estar centrado en el evangelio significa enfocarse solo en lo que Jesús hizo por nosotros, e ignorar lo que Él nos ha mandado hacer. Eso es incorrecto. Estar centrado en el evangelio no significa centrarse solo en las partes que hablan de Jesús o la cruz, ignorando lo demás. Significa estudiar todo el consejo de la Escritura, pero con el lente correcto. Con el fin de entender la Biblia, tenemos que tener nuestras prioridades en orden (1 Cor. 15:3) y al hacer eso, podremos ver con claridad cómo todo lo demás cae en su lugar alrededor del evangelio.
El evangelio puede ser un indicativo, pero la Biblia también está llena de imperativos. Al centrarte en el evangelio, no debes ignorar los mandamientos de Dios, sino que debes darte cuenta que en realidad no podrías obedecer Sus mandamientos si no fuera por el evangelio. Además, el perdón que el evangelio te ofrece te lleva a no quedarte letárgico o inmovilizado por tu pecado. La centralidad del evangelio es peligrosa porque no deja espacio para ser pasivo o perezoso. Al contrario, te permite y te da el poder para obedecer verdaderamente y caminar en santidad.
Steven sirve como editor asociado de Coalición por el Evangelio, contactando autores y revisando el contenido original y traducciones. Él vive en Guatemala con su esposa, Gabriela. Actualmente está realizando una Maestría en Divinidad en línea en el Southern Baptist Theological Seminary. Puedes encontrarlo en Twitter.