lunes, 24 de marzo de 2014


LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN RELACIÓN CON EL CREYENTE
1) Regenera al Creyente.
Juan 3:3-5: “El que no naciere…del Espíritu”. Tito 3:5: “La renovación del Espíritu Santo”. La filiación y la membresía en el reino de Dio no se pueden obtener más que por la regeneración del Espíritu Santo. “El Espíritu es el que da vida”. Así como Jesús fue engendrado del Espíritu Santo, así también debe serlo todo hijo de Dios que se ha de heredar el reino.
2) El Espíritu Habita en el Creyente.
I Corintios 6:19: “Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros”. Véanse también I Corintios 3:16; Romanos 8:9. Todo creyente, no importa cuán débil e imperfecto sea, tiene en sí al Espíritu. Hechos 19:2 no contradice esta afirmación. Parece que en este pasaje se hace referencia a un derramamiento milagroso del Espíritu, que siguió a la oración y a la imposición de las manos de los apóstoles. “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de é”. “Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (Romanos 8:9; I Corintios 1:31).
3) El Espíritu Sella al Creyente con la Seguridad de la Salvación.
Efesios 1:13-14: “En el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia”. También en Efesios 4:30: “Con el cual estáis sellados para el día de la redención”. Este sello significados cosas: propiedad y semejanza (II Timoteo 2:19-21). El Espíritu Santo es “el Espíritu de adopción” que Dios pone en nuestros corazones, por el cual nosotros sabemos que somos sus hijos. El Espíritu da testimonio de esta gran verdad (Gálatas 4:6; Romanos 8:14,16). Este sello tiene que ver con el corazón y la conciencia, y satisface a ambos acerca de la solución de la cuestión del pecado y la filiación.
4) El Espíritu Santo Llena al Creyente.
Hechos 2:4: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo”. Efesios 5:18: “Sed llenos del Espíritu”. La plenitud del Espíritu difiere en cierta manera de la habitación íntima del Espíritu: Se puede hablar del bautismo del Espíritu como el acto inicial del Espíritu por el cual, al momento de nuestra regeneración, somos bautizados por el Espíritu en el cuerpo de Cristo. El Espíritu viene entonces y hace su habitación en el creyente. El ser lleno del Espíritu, sin embargo, no se limita a una sola experiencia, o un solo punto de tiempo; puede repetirse un número ilimitado de veces. Sólo hay un bautismo, pero podemos ser llenos del Espíritu muchas veces. La experiencia de los apóstoles en el libro de los Hechos da testimonio de que fueron llenos del Espíritu muchas veces. Siempre que surgía una nueva emergencia, buscaban ser llenos de nuevo del Espíritu (cf. Hechos 2:4; 4:31, donde se hace ver que los apóstoles que fueron llenos del Espíritu el día de Pentecostés, fueron llenos nuevamente unos cuantos días después).
Hay una diferencia entre poseer el Espíritu y ser lleno del Espíritu. Todos los cristianos tienen lo primero; pero no todos tienen lo segundo, aunque pueden tenerlo. Efesios 4:30 habla de que los creyentes son “sellados”, al paso que 5:18 de Efesios manda que estos mismos creyentes “sean llenos del Espíritu” (que sean llenos una y otra vez.
Tanto el bautismo como el ser lleno del Espíritu pueden realizarse al mismo tiempo. La voluntad de Dios es que seamos llenos (o, se le agrada más expresión, “seamos bautizados”) del Espíritu en el momento de nuestra conversión y que permanezcamos llenos todo el tiempo. Siempre que tengamos que realizar un servicio especial, o que nos encontremos en una emergencia nueva, debemos pedir a Dios ser llenos del Espíritu de nuevo, ya sea para nuestra vida para el servicio.
De la historia de los hechos aprendemos que el Espíritu Santo está buscando hombres que no solo posean el Espíritu que están llenos del Espíritu, para el servicio cristiano (Hechos 6:3, 5; 9:17; 11:24). La posesión se refiere a la seguridad, la plenitud, el servicio.
5) El Espíritu Santo da Poder al Creyente para su Vida y su Servicio.
Romanos 8:2: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Véase también Romanos 8:9-11). En el creyente hay dos naturalezas: la carne y el Espíritu (Gálatas 5:17). Pero aunque el cristiano se encuentra en la carne, no vive según la carne (Rom. 8:12-13). El Espíritu Santo da poder al creyente para vencer siempre y continuamente el pecado. El Espíritu en el corazón es el secreto de la victoria sobre el pecado.
Nótese también cómo el Espíritu Santo produce el fruto bendito de la vida cristiana (Gál. 5:22-23). ¡Qué ramillete de gracia más hermoso! Que diferente de la terrible lista de las obras de la carne (Gálatas 5:19-21). Vea este conjunto de frutos. Hay tres grupos: el primero relacionado con Dios: amor, gozo, paz; el segundo relacionado con los hombres: tolerancia, benignidad, bondad; el tercero con la vida cristiana del individuo: fe, mansedumbre, templanza.
6) El Espíritu Santo es el Guía de la Vida del Creyente.
Le guía en todos los detalles de su vida diaria, Romanos 8:14; Gálatas 5:16,25: “Andad en el Espíritu”. No hay detalle alguno en la vida del creyente que no pueda sujetarse al control y dirección del Espíritu. “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre”.
El Espíritu Santo guía al creyente acerca del campo en el que debe trabajar. Esto se enseña claramente en Hechos 8:27,29; 16:6,7; 13:2-4. ¡Qué parte más prominente hizo el Espíritu en la selección del campo de trabajo de los apóstoles! Cada uno de los pasos de la actividad misionera en la Iglesia Primitiva estuvo bajo la inmediata dirección del Espíritu.
7) El Espíritu Santo Unge al Creyente.
Esta unción abarca tres cosas:
Primera: el conocimiento y la enseñanza (I Juan 2:27: “Pero la unción que vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros, y no tenéis necesidad que ninguno os enseñe; mas como la unción misma os enseña de todas cosas, y es verdad, y no es mentira, así como es ha enseñado, perseveraréis en él”. También I Juan 2:20. No basta aprender las verdades de maestros humanos. No pueden ser entendidas más que por un hombre lleno del Espíritu, porque “se han de examinar espiritualmente”. Véase también Juan 14:26; 16:13.
Segunda: el Servicio. Cristo dependió en absoluto del Espíritu Santo para tener poder para cumplir sus deberes en la vida. Esto es evidente de pasajes tales como Lucas 4:18: “El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas,” etc. También Hechos 10:38:
“Cuanto a Jesús de Nazareth; cómo le ungió Dios del Espíritu Santo y de potencia; el cual anduvo haciendo bienes”.
Tercera: Consagración. En el Antiguo Testamento se ungían tres clases de personas: el profeta, el sacerdote y el rey. “Sobre mí, oh Dios, están tus votos”; conocimiento de Dios y de su voluntad..
VIA FELIX ARAICA.

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