jueves, 9 de octubre de 2014

JUAN CALVINO: DE VUELTA A GINEBRA. Por Sugel Michelén.
Durante su estadía en Estrasburgo, la situación en Ginebra se tornaba cada vez peor, de tal manera que el Concilio General de la Ciudad le pidió a Calvino que retornara como pastor. Calvino recibió la carta estando en la ciudad de Worms, donde había sido enviado por la ciudad de Estrasburgo como representante en cuatro Dietas convocadas de nuevo por el Emperador Carlos, entre los años 1539 al 1541 (allí Calvino desarrolló una muy buena amistad con Felipe Melanchton que duró por 24 años, hasta la muerte de éste; también mantuvo una amistad epistolar con Lutero, pero nunca llegaron a conocerse personalmente). Al leer la carta, Calvino estalló en llanto. “Preferiría cien otras muertes antes que aquella cruz, sobre la cual tendría que morir mil veces al día.” Era una decisión muy difícil para él, pero después de 10 meses de mucha lucha, finalmente decidió regresar (en la providencia de Dios, cuando tomó esa decisión se encontraba en la misma ciudad donde, 20 años antes, Lutero había pronunciado su famosa resolución ante el emperador Carlos).
Calvino regresó a Ginebra el 13 de septiembre de 1541 para no salir de allí nunca más. Al subir al púlpito por primera vez, abrió su Biblia en el mismo versículo que continuaba en su exposición que quedó suspendida tres años antes. Predicaba varias veces el domingo y, durante algunas semanas, todos los días restantes. Durante este tiempo un hombre llamado Denis Raguenier comenzó a tomar notas de los sermones de Calvino en taquigrafía para su propio provecho; su labor fue tan precisa y completa (casi no dejaba escapar palabra), que gracias a ese esfuerzo contamos hoy con una inmensa cantidad de sermones suyos a nuestra disposición. Su costumbre era predicar sistemáticamente a través de los libros de la Biblia. En sus años de madurez acostumbraba predicar en un libro del NT los domingos en la mañana y en la tarde (aunque por un período estuvo predicando los Salmos en la tarde), mientras predicaba de un libro del AT durante la semana. De esa forma pudo exponer: Génesis, Deuteronomio, Job, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, todos los profetas, Los Evangelios, Hechos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito y Hebreos.
Muchos protestantes que escaparon de Francia, de Escocia y de Inglaterra, huyeron hacia Ginebra de tal manera que, en poco tiempo, la población se duplicó a más de 20,000 personas. Entre los protestantes escoceses se encontraba John Knox, quien llegó a decir que la Iglesia en Ginebra que era la más perfecta escuela de Cristo que alguna vez haya habido en la tierra desde los días de los apóstoles. Durante su estadía allí, Knox formó parte de un equipo que finalmente publicó la llamada Biblia de Ginebra, para el pueblo de habla inglesa. Fue la primera Biblia con notas teológicas al margen, muchas de las cuales no eran más que una extensión del ministerio de predicación de Calvino. Esta vino a ser la versión predominante entre los puritanos ingleses por los próximos 100 años y fue la Biblia que los peregrinos del Mayflower llevaron consigo a América. Por otra parte, Ginebra se convirtió en una escuela de preparación de líderes.
La Academia de Ginebra se estableció en 1559 y, para el tiempo en que el sucesor de Calvino, Teodoro Beza, se retiró se habían entrenado unos 1600 hombres para el ministerio. De igual manera, inspirados por la visión de Calvino, Ginebra se convirtió en un núcleo misionero muy importante. De acuerdo con un registro de la época, entre 1555 y 1562 unos 88 hombres fueron enviados al campo misionero, pero ese número no parece reflejar la realidad ya que, sólo en el 1561, probablemente no menos de 142 salieron a las misiones. Debido a que algunos de ellos sufrieron el martirio, la academia de Ginebra llegó a ser conocida como “La Escuela de la Muerte de Calvino”. Ese esfuerzo evangelístico produjo resultados sorprendentes, sobre todo en Escocia (con John Knox) y en Francia. En 1555 solo había una iglesia Reformada completamente organizada en Francia. Siete años más tarde eran cerca de 2,000, algunas de ellas con un tamaño considerable. Por ejemplo, Pierre Viret pastoreó una iglesia de 8,000 comunicantes en Nimes. Durante la década de 1560s, más de 2 millones de franceses pertenecían a tales iglesias (en una población de unos 20 millones). También se enviaron misioneros al Brasil a partir del 1555, pero la obra allí fue sumamente difícil por el estado barbárico de sus habitantes.
Pero no debemos suponer que este fue un tiempo de paz para Calvino. Aparte de todas las aflicciones físicas que padecía, Calvino era constantemente atacado por los miembros del partido de los Libertinos, quienes se gloriaban de su vida licenciosa, pero al mismo tiempo pretendían participar de la Cena del Señor, algo que Calvino nunca permitió. En cierta ocasión, un miembro de este partido, Philibert Berthelier, fue excomulgado por su promiscuidad sexual y, por lo tanto, se le prohibió participar de la Cena. El Concilio de la Ciudad revocó la decisión, de modo que Berthelier se apareció en la iglesia con hombres armados de espada, dispuestos a pelear. Calvino descendió del púlpito, se interpuso entre la turba y la mesa de la Comunión, y les dijo: “Pueden quebrar estas manos, pueden cortar estos brazos, pueden tomar mi vida, mi sangre es vuestra, pueden derramarla; pero nunca me forzarán a dar las cosas santas al profano y deshonrar esta mesa de mi Dios.” Los libertinos no tuvieron más remedio que salir de la iglesia.
Calvino finalmente expiró a la edad de 54 años, en Mayo de 1564, en brazos de Teodoro Beza, su sucesor. Éste diría luego de él: “Habiendo sido un espectador de su conducta por 16 años… ahora puedo declarar que en él todos los hombres pueden ver un muy hermoso ejemplo de carácter cristiano, un ejemplo que puede ser tan fácilmente difamado como difícilmente imitado.”

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