jueves, 7 de enero de 2016

Las Siete Marcas Distintivas de los Falsos Maestros
Por Thomas Brooks, un Puritano
La segunda marca distintiva de los falsos maestros es que ellos se caracterizan por arrojar suciedad, desprecio y reproche sobre las personas, los nombres, y los créditos de los embajadores más fieles de Cristo. Así Coré, Datán y Abiram acusaron a Moisés y a Aarón que ellos habían tomado demasiado para sí mismos, viendo que toda la congregación era santa (Números 16:3). “Ustedes toman”, dijeron ellos, "demasiado rango, demasiado poder, demasiado honor, demasiada santidad sobre ustedes; ¿Por qué son ustedes más que los demás, que toman demasiado sobre ustedes?
Y de la misma manera los sacerdotes falsos de Acab cayeron encima del buen Micaías, con ataques y con puños en lugar de responder razonablemente (vea 1 Reyes 22:10-26).
Sí, incluso Pablo, el gran apóstol de los gentiles, tuvo su ministerio menoscabado y su reputación arruinada por los falsos maestros: “porque sus cartas", dicen ellos, "son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable"(2 Corintios 10:10). Ellos despreciaron al apóstol en lugar de admirarlo, lo vieron como un estúpido en vez de verlo como un doctor.
Y de hecho, el mismo trato severo tuvo el Cristo de parte de los escribas y fariseos, quienes trabajaron como si su vida dependiera de ello para construir su propia estima sobre la base de arruinar la reputación del Señor. Y nunca tuvo el diablo un negocio más próspero en esta manera de obrar como lo hace también en nuestros días (Mateo 27:63)
¡Oh, la suciedad, la porquería, el desprecio que se lanza sobre aquellos de los cuales el mundo no es digno! Supongo que los falsos maestros no toman en consideración el dicho de Agustín: 'El que voluntariamente me quita el buen nombre, involuntariamente agrega una recompensa para mí"

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