martes, 6 de octubre de 2015

El “Cantar de los Cantares” de Salomón en Contra de la Salvación por Obras: El Inmenso Valor del Libre Amor de Dios

 
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos.Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
Cantar de los Cantares 8:6-7

El ‘Cantar de los Cantares‘ nos narra la historia de amor entre una mujer identificada como la sulamita, y el rey Salomón. Este hermoso libro del AT nos relata de una manera hermosa el cortejo previo al matrimonio, así como el amor después de éste, y también nos dibuja las expresiones de amor y deseo más preciosas que puedan leerse entre un esposo y su esposa. En un sentido espiritual, esta historia es presentada como tipo del amor que existe entre Cristo y Su pueblo, Su iglesia (Efesios 5:21-33Apocalipsis 19:7-9).
Este pasaje del libro de ‘Cantares‘ corresponde a las palabras de la esposa. Ella comienza diciéndole al esposo “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo…“. La esposa le pide a su amado que la mantenga cerca de su corazón, en lo más íntimo de sus pensamientos, como un “sello” inamovible en su interior. A su vez, la esposa le pide a su amado que le confirme públicamente, que su amor hacia ella sea manifiesto a todos, tal como una “marca sobre (su) brazo” es visible a todos. En otras palabras, le pide la seguridad de su amor hacia ella, que la ame y la considere como a sí mismo.
Luego, la esposa sigue argumentando su petición describiendo el verdadero amor. Comienza diciendo: “Porque fuerte es como la muerte el amor…“, es decir, así como la muerte es una realidad firme y segura, así mismo el verdadero amor es firme y seguro. “Duros como el Seol los celos…”, al igual que en la expresión anterior, el amor es presentado como una virtud firme y segura como la muerte; sin embargo, el amor aquí es llamado “celos“, de manera que los celos son presentados como una expresión del amor. Como tal, los celos son aquella manifestación del amor en la que aquel que ama reacciona en disgusto cuando el ser amado entrega su amor de manera ilícita a otro; en otras palabras, le ruega implícitamente a su amado que sea celoso con su amor, que no deje que el amor de ella caiga en otras manos. Se nos dice del amor: “Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama…“; el verdadero amor es intenso, que consume completamente nuestro ser. Es el intenso deseo incondicional de entregarse por completo a una persona, de buscar el bien de esa persona amada, procurar su felicidad, por supuesto, siempre fundamentado en la Palabra de Dios, porque fuera de Sus delineamientos no hay verdadero amor, de manera que el verdadero amor tiene por fundamento la Palabra de Dios (Romanos 13:8-10). Este deseo no se fundamenta en los sentimientos, ni tiene el propósito de satisfacerse a sí mismo, sino que nace del firme propósito de la voluntad de buscar el máximo bien y la mayor bendición del ser amado de acuerdo a la voluntad de Dios.
Se nos dice del verdadero amor que “Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos…“, y esto es obvio. Este amor no está condicionado por la otra parte, de manera que se mantendrá firme en su fuerza y propósito a pesar de las adversidades, e incluso a pesar de los defectos del ser amado (Romanos 8:31-39). Un amor de estas condiciones no puede ser forzado, sino que es algo que se entrega solamente. Su valor es tan alto que nada puede comprarlo, solo debe ser recibido, y esto nos lleva a la frase en cuestión: “Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían“. Un hombre puede entregar todos los bienes de su casa por obtener este amor, pero este amor es tan valioso que no hay precio alguno que lo pueda comprar, sino que debe ser voluntariamente entregado y, a su vez, simplemente recibido.
Lo mismo pasa con el amor de Dios. Cualquiera que piense de sí mismo que es tan bueno que Dios debe recibirle por sus muchas buenas obras esta, en otras palabras, pretendiendo comprar el amor de Dios con sus obras o queriendo forzar Su amor. Craso error, pues Dios no está obligado a amar a nadie, sino que Él ama a quien Él quiere amar (Romanos 9:15-16,18), y Su amor se manifiesta en la salvación en Cristo de aquel que Él ame. Dios se entregó a Sí mismo, en la Persona del Hijo de Dios, por aquellos que decidió amar en la eternidad, y lo hizo de manera incondicional, a pesar de los pecados de estos. El sacrificio del Hijo de Dios tuvo por objeto, precisamente, el mayor bien y bendición de aquellos por los que murió, salvándoles de Sus pecados y llevándoles a la máxima gloria eterna por la misericordiosa obra de Jesucristo el Señor. Su amor es un amor celoso que no permitirá que Sus elegidos amen a otro que no sea Él. Y Su amor es de tal valor que nada que hagamos puede comprarle, sino que Dios lo entrega voluntariamente a quien Él quiere. Ninguna obra que hagas va a forzar a Dios a amarte.
¿Quieres saber si Dios ha puesto Su amor sobre ti? Lo mismo sería preguntar ¿Crees en Jesucristo, el Hijo de Dios? ¿Crees que el Hijo de Dios, aquel que es Dios y hombre, murió por tus pecados y fue resucitado para tu salvación? Si crees, entonces el amor de Dios ha sido puesto sobre ti, porque solo aquel que es amado por Dios puede creer en Jesucristo (1 Juan 4:10,19); si no crees, este es el mandamiento: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo…“. No es una opción, ni una sugerencia, sino un mandamiento: Debes creer en Jesucristo; si crees, serás salvo y tendrás evidencia firme de que Dios te ha amado; si no crees, desobedeces a Dios, y si permaneces en incredulidad, deberás esperar el castigo que Dios tiene preparado para Sus enemigos. Como un esposo considera solo a su esposa, así también Dios solo considerará a Su Iglesia, y el camino a ella es Jesucristo, a Quien accedemos solamente por la fe. No esperes que Dios te considere y te bendiga mientras permanezcas lejos de Jesucristo, el cuál amó de tal manera a aquel que crea en Él que derramó Su hermosa vida para salvarle completamente (Juan 15:13); por lo tanto, “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo“.
Quiera Dios obrar en tu corazón de tal manera que, al igual que la esposa de ‘Cantares‘, quieras decirle: “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo“.
Dios te bendiga…

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