«¿Qué es un verdadero adorador?»
- José A. de Óleo

Vámonos a la Palabra del Señor.
Un adorador no es al que le aplauden montones;
es aquel que se ve inmerecedor de atarle a Cristo los cordones.

No es quien se define por lo que de él han visto,
sino por sólo ser un instrumento de Cristo.
No es quien se ve como pieza clave para la Obra,
es sólo aquel adicto a darle a Dios la gloria.

No es quien enfatiza "miren lo que yo hice".
Es aquel que ordena "Hagan lo que Él les dice".
No es quien compone canciones llenas de buenas intenciones.
Es quien sabe que es la Palabra lo que Dios usa para cambiar corazones.

Por eso él no utiliza huecas sutilezas,
sino que predica la Palabra con mucha certeza.
No es que sólo aborrece la maldad.
Es que adora a Dios en Espíritu y en Verdad.

No es adorador sólo por obedecer,
es que agradar a Dios ahora es su placer.
Ser adorador él no lo eligió,
sino que su amante Padre a él lo escogió.

No por ser quizás el menos inmundo,
sino por pura gracia desde antes de la fundación del mundo.
Es que hay tantos que no han podido entender
que definiendo "adorador" no me puedo detener.

Adorador no es aquel que usa saco, tiara o un manto.
Es aquel que ha nacido del Espíritu Santo.
No es el que se aparece en la Iglesia a veces.
Es que Hebreos 10:25 él lo obedece.

No es a quien los hermanos a penas han visto.
Es aquel verdaderamente parte del cuerpo de Cristo.
No es aquel que piensa que sólo le faltaba aceptar a Jesús.
Es quien piensa como el ladrón perdonado en la cruz.

No es aquel que decreta sanidad y liberación.
Es aquel que ruega en humildad "Señor, concede Tú la salvación".
No es el que busca a Cristo sólo para que le resuelva sus problemas.
Es quien se ve urgentemente necesitado de que Le conceda La Vida Eterna.

Es aquel que trabaja por la comida que no perece,
y no sólo se conforma con comer panes y peces.
Ser adorador es un regalo inmerecido,
del que muchos han hablado y pocos hemos vivido.

"En espíritu y en verdad" Jn. 4:23

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