jueves, 22 de enero de 2015

Fui establecida desde la eternidad,
desde antes que existiera el mundo. (Prov. 8:23)
En este pasaje hay tales rayos de evidencia de la deidad eterna y suprema de Cristo y de su personalidad y de su personalidad y unidad esencial con el Padre, el cual es totalmente contrario a lo que los Arrianos y Socinianos, estos blasfemos del Hijo de Dios, lo enseñan. Ellos están obligados, aunque con gran absurdo, al alegar que lo que se habla de Cristo en este capítulo, en particular en los versículos 22-31, se ha de entender de la sabiduría como uno de los atributos de la naturaleza divina. Pero esta interpretación está fuera de controversia, entre todos los intérpretes ortodoxos: pues es Cristo, la segunda persona de la gloriosa Trinidad (bajo la idea de la sabiduría) de quien se habla aquí - como podría ser probado de las muchas propiedades personales, actos personales y palabras personales que se le atribuyen en este pasaje de la Escritura, que, por razones de brevedad, no puedo insistir en este momento.
-Mr Ebenezer Erskine (1680-1754). Famoso ministro Presbiteriano de Escocia y gran amigo de Thomas Boston.
Fui establecida desde la eternidad,
desde antes que existiera el mundo. (Prov. 8:23)
En este pasaje hay tales rayos de evidencia de la deidad eterna y suprema de Cristo y de su personalidad y de su personalidad y unidad esencial con el Padre, el cual es totalmente contrario a lo que los Arrianos y Socinianos, estos blasfemos del Hijo de Dios, lo enseñan. Ellos están obligados, aunque con gran absurdo, al alegar que lo que se habla de Cristo en este capítulo, en particular en los versículos 22-31, se ha de entender de la sabiduría como uno de los atributos de la naturaleza divina. Pero esta interpretación está fuera de controversia, entre todos los intérpretes ortodoxos: pues es Cristo, la segunda persona de la gloriosa Trinidad (bajo la idea de la sabiduría) de quien se habla aquí - como podría ser probado de las muchas propiedades personales, actos personales y palabras personales que se le atribuyen en este pasaje de la Escritura, que, por razones de brevedad, no puedo insistir en este momento.
-Mr Ebenezer Erskine (1680-1754). Famoso ministro Presbiteriano de Escocia y gran amigo de Thomas Boston.

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