domingo, 6 de septiembre de 2015

...Somos llamados a adorar a Dios en Espíritu y en verdad (Jn.4:23). Un amor a Dios que no parte del conocimiento de Dios, no puede llamarse amor a Dios en lo absoluto, sin importar cuan intenso, bonito o libre luzca. Es sentimentalismo porque carece de fundamento. De hecho, puedes llamar a ese “amor” idolatría, ya que no va dirigido al Dios verdadero.
Las únicas emociones que honran a Dios son las arraigadas en la verdad que Él ha revelado sobre Él. Son los sentimientos despertados y sostenidos por una comprensión creciente de Quién es Él y cómo obra. Por eso la verdad importa. Es posible conocer la verdad y no amar a Dios, pero es imposible tener amor por Dios sin haber empezado a conocer la verdad. Por eso “el amor se goza en la verdad” y por tanto quiere más de ella (1Co.13:6). Es posible tener celo por la verdad sin tener amor, pero es imposible tener amor sin tener celo por la verdad.
Cuando conocemos realmente la verdad y la atesoramos en el corazón, somos hechos humildes por Dios porque la sana doctrina destruye nuestro orgullo al mostrarnos quien es Él y quienes somos nosotros. Eso nos lleva también a ser humildes en cómo tratamos al prójimo y nos impulsa a compartir con él la verdad que todo hombre necesita. ¿Qué puede ser más amoroso que compartir la verdad que Dios ha revelado en Su Palabra?
Oremos para que Dios nos conceda conocer y amar cada día más la verdad, y proclamarla como Él quiere que lo hagamos. En eso Dios es glorificado."
_Por Jossue Barrios

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