miércoles, 11 de febrero de 2015

Romanos 8:30 A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

Juan 10.28–29 Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. 29 Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar.

"A ver si te comprendo, aceptas a Cristo; naces de nuevo, luego pecas por un tiempo; pierdes la salvación, después regresas a la iglesia, aceptas a Cristo de nuevo y naces de nuevo otra vez, luego pecas, pierdes la salvación, luego haces la oración de nuevo, naces de nuevo, de nuevo, de nuevo, etc... ¿Así hasta el final? ¿Con la esperanza de morir en una de esas nacidas?"

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